El autor recibirá 150.000 euros destinados a la promoción de la obra galardonada «Mauricio o las elecciones primarias», la mejor novela del 2006 según las editoriales
13 mar 2007 . Actualizado a las 06:00 h.Eduardo Mendoza, con su novela Mauricio o las elecciones primarias (Seix Barral), ganó anoche el premio Lara, que distingue a la mejor novela del año anterior. El premio, que ha llegado a su sexta edición, lo convocan la Fundación José Manuel Lara y doce editoriales: Algaida, Anagrama, Destino, Espasa, Lengua de Trapo, Mondadori, Planeta, Plaza & Janés, Pre-Textos, Seix Barral, Siruela y Tusquets. La obra ganadora recibirá 150.000 euros, que no tienen como destinatario su autor, sino que su fin es el de la promoción editorial de la novela. Cada una de las firmas que promueven el premio propone tres o cuatro obras, una lista de las que se eligieron las seis finalistas, además de la de Mendoza: Santo remedio, de Rafael Courtoisie (Lengua de Trapo); El coleccionista de almas perdidas, de Irene Gracia (Siruela); La voz interior, de Darío Jaramillo (Pre-Textos); Últimas conversaciones con Pilar Primo, de Antonio-Prometeo Moya (Caballo de Troya) y En el nombre del cerdo, de Pablo Tusset (Destino). Los ganadores de las cinco ediciones anteriores del galardón fueron Álvaro Pombo, Terenci Moix, Jorge Semprún, Andrés Trapiello y Enrique Vila-Matas. Eduardo Mendoza, barcelonés de 64 años, premio nacional de la Crítica en 1975 con La verdad sobre el caso Savolta, relata en su última novela las vivencias de Mauricio, un joven dentista con inquietudes políticas que tras unos años en Madrid y Alemania regresa a Barcelona posterior a la transición y se embarca en la campaña electoral socialista. La peripecia de Mauricio gira en torno a los encuentros con dos mujeres, Clotilde, una abogada que acaba de conseguir su primer empleo en un bufete por un favor familiar y que todavía vive en casa de sus padres, y Porritos, una extremeña de ideas libertarias que llegó a Barcelona con el sueño de triunfar como cantante y que está en el paro. A través de ellos, Mendoza dibuja el retrato moral e ideológico de una época colocando a sus personajes ante la necesidad de tomar decisiones en un tiempo que pasa rápidamente.