Monólogos y zapping, la nueva era del humor

La Voz

TELEVISIÓN

Se terminó el tiempo de imitaciones y espectáculos, indica Eduardo Arroyo, guionista de CQC, Noche Hache y Estas no son las noticias.

18 nov 2008 . Actualizado a las 12:49 h.

Los espectáculos de humor que en su día llenaban el horario estelar con nombres como Martes y Trece, Cruz y Raya, Los Morancos, o, en otro tiempo, Pajares, Esteso y Arévalo han sido sepultados en la televisión. Ahora dominan en las parrillas los monologuistas, que también han saltado a bares y restaurantes, y espacios más dinámicos con abundante uso de zapping o profusión de reporteros graciosos. Sé lo que hicisteis y El intermedio en La Sexta o Estas no son las noticias de Cuatro son algunos de los referentes. Ni siquiera queda hueco ya para los showman de los casi extintos late night, una franja en la que Buenafuente queda como una isla.

Eduardo Arroyo es uno de los guionistas de humor más consolidados en la pequeña pantalla. Fue director y guionista del genuino Caiga quien caiga en la etapa de Wyoming, de Noche Hache y ahora de Estas no son las noticias que conduce Quequé.

Para este especialista, el espectáculo de humor de imitaciones, pelucas, los disfraces, grandes decorados y las canciones se ha quedado atrás. Los primeros que empezaron a destronar a los humoristas de otras décadas fue la cantera de monologuistas de Paramunt Comedy que después se trasladaron a la televisión en abierto con espacios como El club de la comedia. Un humor «más puro y arriesgado» en opinión de Arroyo, ya que sólo cuenta guión y micrófono. «Yo creía que el monólogo iba a perder fuerza hace tres o cuatro años, pero ha pasado a la calle, que está llena de bares, garitos y restaurantes donde tienen su monologuista contando historias. Aquí hemos vivido el proceso inverso que en Estados Unidos, donde los monologuistas de clubes se fueron luego a la tele», señala.

Videos de la discordia

El director de Estas no son las noticias dice que la gente demanda este clase de humor así como programas con colaboradores que cuenten historias divertidas y meten muchos videos e imágenes, sostenidos por guiones que aspiran a estar bien armados. La decisión de Telecinco de que no se utilicen sus imágenes en La Sexta es, para Arroyo, «muy cínica porque Telecinco ha pirateado todo lo que ha querido de otras cadenas en El Tomate». En 'Estas no son las noticias' no se utilizan imágenes de Telecinco, a no ser que las compren; sólo de Antena 3, convenientemente zapeadas.

«Pero recuerdo que cuando Concha García Campoy entrevistó en exclusiva a Isabel Pantoja, esas imágenes fueron utilizadas por todo el mundo, incluido 'El Tomate'. El que esté libre de pecado que tire la primera piedra», añade.

No obstante, este profesional defiende el uso pero no el abuso del video. En este sentido diferencia entre utilizar un extracto de veinte segundos como punto de partida para una pieza de humor y fabricar un programa con piezas enteras de otros. «Deberían estar más vigilados esos espacios de zapping que no tienen guionistas y utilizan skechets enteros, de programas como Escenas de matrimonio. Lo demás, los zapeos, todos lo hacemos, públicas y privadas», argumenta

Reporteros graciosos

Otro de los excesos en el humor televisivo de hoy son los reporteros con tinte de graciosos. El origen fue Caiga quien caiga. Por aquel entonces sólo existían en actos sociales los periodistas o reporteros convencionales y los de corazón. Mucho menos en el Parlamento se había visto en anteriores décadas al periodista micrófono en mano tratando de ironizar con los líderes al hilo de cualquier chascarrillo. Luego se produjo la explosión.

«Aquí ocurre como con los monólogos -prosigue Eduardo Arroyo-, que yo creía que iban a perder fuerza. He acabado saturado de reporteros. Ves algunos que son herederos de la simpleza de Tonino, que intentan hacerse los locos como Pablo Carbonell, serios al estilo de Juanjo de la Iglesia, dinámicos como fue Arturo Valls.

Todos tenemos la culpa de este exceso, pero lo cierto es que cuando vas a un acto está colmado. Tienes a uno micrófono en mano que es el ilustrado, el despistado, luego está la tía buena Al final, la persona que va a tomarse un canapé y ver la película acaba hasta las narices de que todos les hagan preguntas super ingeniosas», .

Aznar es una de las victimas a quien últimamente asedian. Por ejemplo, en la presentación de su reciente libro, donde tuvo que responder a preguntas como por qué se ha dejado melenilla, mientras unos 'infiltrados' gays del programa de El Follonero se plantearon el reto de retrasarse amorosamente con el ex presidente.

Todo un jardín.