Sarandon y Fiennes, en la gloria

Miguel Anxo Fernández

TELEVISIÓN

La cadena de la Corporación Voz emite «Bernard y Doris» a partir de las 15.30 horas

12 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Heredera del magnate del tabaco James Buchanan Duke, Doris Duke es una excéntrica y caprichosa multimillonaria, que algunos llegaron a comparar con Paris Hilton en cuanto a salidas de tono. Bernard Lafferty es un mayordomo irlandés homosexual que establece con ella una relación de amistad que evolucionará con los años. Ambos son alcohólicos incorregibles.

Sobre asunto en apariencia tan elemental, HBO propone con Bernard y Doris otra de sus tv movies de horario estelar que realmente son cine a todos los efectos, de ahí sus tres nominaciones a los Globos de Oro para la película y sus dos actores, triplete que repetirían también en los premios Emmy. De dirigirla se encarga Bob Balaban, curtido en lides televisivas, y lo de poner rostro a Doris y a Bernard corresponde a dos números uno del teatro y del cine: Susan Sarandon y Ralph Fiennes.

Sin ellos quizá habláramos de otro resultado pese a estar marcado con el cualificado sello de HBO. Un drama de los que enganchan desde el minuto uno y que congracian a los cinéfilos con la televisión. ?El guión de Hugh Costello, obviamente basado en hechos reales trucados en el mínimo imprescindible para evitar escandaleras, insiste en apartarse de la tópica relación del confidente gay con la multimillonaria caprichosa para reconvertirlo a peculiar historia de amor entre dos almas en principio antagónicas por proceder de mundos muy opuestos pero en el fondo con muchos trazos comunes, el de la soledad entre ellos. Lo que comienza como una relación convencional asalariado y patrona, acabará estrechándose entre efluvios etílicos hasta un desenlace esperado, pero satisfactorio. En parte, gracias a Sarandon y Fiennes en estado de gracia al tiempo que confirman el adiós a los prejuicios hacia la ficción televisiva por parte de la gente del cine cuando prima la calidad. De paso, Bernard y Doris es una inteligente radiografía de la sociedad en el Nueva York de los años ochenta y noventa, a mayores con la agradable compañía de una banda sonora elegida con tino.