La cadena emite a partir de las 22 horas «Amenaza de tormenta», ganadora de tres Emmy
30 ago 2010 . Actualizado a las 02:00 h.El británico Winston Churchill (1874-1965) es sin duda una de las grandes figuras de la historia del siglo XX y el principal desafío para llevarlo a pantalla es encontrar al actor capaz de meterse en su piel, no solo para dotarlo de verosimilitud, también para aproximarlo icónicamente al espectador. Amenaza de tormenta, que esta noche emite V Televisión con carácter de estreno, da en el clavo al recurrir al gran actor Albert Finney, quien seguramente brinda uno de los mejores registros de su carrera, junto a la también veterana Vanessa Redgrave en la piel de su esposa Clementine. El esfuerzo se vio recompensado con el Emmy al mejor telefilme, al mejor actor principal (Finney) y al mejor guión (Hugh Whitemore). El libreto se centra en los años previos a la Segunda Guerra Mundial, de 1934 a 1939, cuando Churchill cumplía 60 años y vislumbraba la amenaza del galopante nazismo de Hitler.
Su cara más humana
Producida por HBO en su habitual línea de calidad y rodada en escenarios y estudios británicos, la película se centra en los aspectos menos conocidos de su emblemática figura, sobre todo los personales y familiares, con los problemas económicos que le atenazaban en compañía de su esposa, un registro más realista en cuanto a su percepción de la vida cotidiana. Esos problemas, incluida una amenaza por bancarrota, lo llevaron a una profunda depresión. Sin renunciar al tono desmitificador, la película retrata a Churchill como un político no exento de polémica (sus relaciones con el partido conservador no eran óptimas pese a su liderazgo) y como un bon vivant que lo desconocía casi todo sobre finanzas, de ahí sus apuros. Al contrario que su esposa, Clementine, preocupada por los ingresos menguantes.
Un hábil retrato
Fumador de puros caros, amante de la buena mesa y de los mejores licores, también irascible, algo vanidoso y autoritario, era, sin embargo, un político de raza que Amenaza de tormenta retrata con habilidad gracias a los matices aportados por Finney, nominado al Oscar en cinco ocasiones por Tom Jones (1963), Asesinato en el Orient Express (1974), La sombra de un actor (1983), Bajo el volcán (1984) y Erin Brockovich (2000) en una dilatada filmografía que va desde 1960 a la actualidad. Acuñador de la famosa frase «sangre, sudor y lágrimas», en referencia al enorme coste económico y en vidas que tendrá plantar cara a Hitler, Churchill llegaría a ser muy querido por sus compatriotas pese a dirigir una economía de guerra desde Downing Street. El reparto se completa con otros nombres de prestigio, como Derek Jacobi y Tom Wilkinson, entre muchos otros. Dirige Richard Loncraine.