El actor es Viriato en «Hispania», que cierra temporada el martes en Antena 3
08 ene 2011 . Actualizado a las 02:00 h.Desde hace un tiempo la ficción televisiva estatal tiene marca gallega en la figura de Bambú Producciones. Con acierto y calidad, la productora nacida en Galicia y ahora asentada en Madrid ha despachado series como Guante blanco , Gran reserva o Hispania . Esta última ha sido una de las revelaciones de la temporada, ha dado un golpe de mano en las audiencias y aunque el martes finaliza temporada, tiene todo un futuro por delante. De hecho, hay rodaje previsto hasta verano del 2011.
Gran parte de culpa la tiene Roberto Enríquez (Fabero, 1968). En ella, interpreta de manera espectacular a Viriato, en una trama histórica en la que el actor es capaz de aproximarse a la figura humana de un nombre que sale directamente de las páginas de los libros de texto.
-«Hispania» ha sido la revelación de la temporada. ¿Esperaba tanto éxito?
-La televisión es un negocio de alto riesgo. Para que algo que se prepara con tanto trabajo luego cuaje se tienen que dar muchas circunstancias. En el caso de Hispania se dan tres condiciones importantes para que el éxito se haya producido. Por un lado, es un producto bueno. Además, la cadena apostó fuerte. Y, finalmente, el público decidió apoyarla. Con todo, creo que este último apartado es el más importante.
-¿Y por qué cree que gusta esta serie?
-Tiene unos contenidos históricos y un contexto tan lejano, de antes de Cristo, que resultan atractivo para el público. Además, se trata de una historia con mayúsculas en la que hay referencias próximas, que todos, con mayor o menor profundidad, conocemos por haberlas leído, estudiado...
-¿Le ha cogido el gustillo a los personajes de época?
-Después de La señora, en donde aún tengo trabajo pendiente, quería dar un giro y con Hispania encontré la mejor fórmula. Hacer La princesa de Éboli también fue un reto importante. Contar un momento de la historia de España en la que era el centro del mundo.
-¿Usted siempre quiso ser actor?
-Sí. Cuando de adolescente empezaba a querer ser actor, ya vivía para ello. Estaba en Valladolid y teníamos grupos de teatro en los que queríamos ser arriesgados, experimentales. Mis amigos, incluso, me decían que no me veían el pelo ni los fines de semana. Y es que yo ya me metía tanto en los proyectos que debía estar pensando en los diálogos, la escenografía? Lo recuerdo con cierta ternura y como una época de inocencia.
-Y cuando ahora ve a jóvenes a los que el éxito les llega como un tsunami de adulaciones, ¿no les dice algo?
-Sí, les digo que estudien. Que aprovechen ese momento en el que tienen un reconocimiento y ganan un dinero para seguir estudiando. Que no crean que los tres años de carrera de Arte Dramático lo son todo. Dicen que hasta diez años después, en cualquier profesión, no se llega a un nivel aceptable. Por eso les digo que aprovechen las oportunidades y la suerte que están teniendo.
-En cine su nombre aparece asociado a Gerardo Herrero, productor y director de gran presencia, con el que ha hecho cosas grandes como fue «El principio de Arquímedes», con Blanca Oteyza, entre otros. ¿Tiene prevista alguna incursión en este género?
-A Gerardo Herrero le tengo que agradecer que en su faceta de director o de productor ha contado conmigo. Y que me sirvió para potenciar mi carrera. Ahora estoy abierto a lo que surge en el camino. Mi futuro hasta el verano está comprometido con Hispania . Y una serie de estas características exige una dedicación extrema. Ya solamente con sobrevivir me doy por satisfecho.