Otro país, otra ciudad, pasen a ver el circo. La memorable sintonía de Los payasos de la tele aún resuena en los oídos de toda una generación de niños que dejaban pegotes de Nocilla en el botón del UHF. Hoy el circo en televisión se ha convertido en otra cosa. Para ver magia, por ejemplo, hay que sintonizar los viernes por la noche Discovery Max, un canal que bate sus marcas gracias de Dynamo, el ilusionista que hace desaparecer la Puerta de Alcalá. Un tipo capaz de proezas que juegan con la mente y que superan, para bien, el prototipo de la baraja mágica o el conejo y la chistera.
La fantasía ambulante que entrega Cuatro en la noche de los domingos, en cambio, invita al bostezo. Primero, el domador mediático Frank de la Jungla, seguido por el aventurero Jesús Calleja y su versión telecinqueada de Al filo de lo imposible. Y para acabar, las historias para no dormir de Cuarto milenio, un antídoto contra el insomnio. Hace siete días, Iker Jiménez se revolvió contra la ciencia y se sumó a la polémica que le costó un disgusto a Mariló Montero: el tema de las almas que presuntamente se trasplantan con los órganos. Haciendo teoría de la hipótesis, el quiromante nos acunó con una romántica historia de amor más allá de la muerte que daría para una telenovela de sobremesa.