Por el deseo de mostrar el rostro más humano del conflicto que este verano segó más de 2.100 vidas, la periodista recupera sus orígenes de reportera
31 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Más allá de la imagen que proyecta desde el plató, Ana Rosa Quintana es, sobre todo, una periodista de raza que sabe que las voces son muchas y variadas, y los ángulos de la televisión tan ricos en posibilidades como en aristas. Por el deseo de mostrar el rostro más humano del conflicto que este verano segó más de 2.100 vidas, recupera sus orígenes de reportera para abrir la temporada de El programa de Ana Rosa (Telecinco) desde Gaza. «Nunca nos hemos destacado por ser muy prudentes, la verdad. ¿Qué por qué irnos a Gaza? En cincuenta días han muerto más de 2.000 personas, 500 niños, más de 10.000 heridos... es verdad que hay conflictos en otras partes pero no en un país como Israel, que es un país democrático y occidental», explicó ayer bajo el intenso sol que baña la mañana jerosolimitana.
«No venimos a dar lecciones a nadie ni a hacer una tesina doctoral. Venimos a mostrarle a nuestra audiencia lo que han estado leyendo todo el verano, pero a través de nuestros ojos, que lo vean en directo sin ningún tipo de prejuicios», agrega desde una zona tan politizada y rehén de extremismos que hacen que sea difícil la equidistancia. «No hemos venido a posicionarnos políticamente con nadie, hemos venido a contar lo que vemos y hacer las cosas bien. A dar los puntos de vista», explica con parsimonia. «Hemos hecho reportajes en campos de refugiados (palestinos) y en un kibutz (israelí) y hemos buscado todos los tipos de opiniones, huyendo de las opiniones políticas... si lo hacemos bien no le gustaremos a nadie», añade con una sonrisa.