No es Telecinco la primera ni la última que se reserva una prenda de estreno para cuando la ocasión lo merezca. El comienzo de Vis a vis el lunes en Antena 3 fue esa noche especial que hizo que Mediaset sacara por fin del armario los nuevos capítulos de La que se avecina. En su política de profilaxis para neutralizar al rival oponiendo comedia al drama y drama a la comedia, Telecinco enfrentó a los inquilinos de Montepinar con las reclusas del penal Cruz del Sur. Vis a vis. Comedia española versus un thriller en una cárcel de mujeres nuevo por estos pagos.
Vis a vis se desarrolla en una prisión de catálogo de Ikea que huele a nuevo, donde las reclusas llevan uniformes amarillos que sientan como un guante y, es importante, a juego con las cucharas. No es que el aumento de gente vip en los correccionales ibéricos haya obligado a redecorar los presidios, que podría ser. Se trata, en este caso, de una licencia común en la ficción, como lo es también la acumulación de tópicos carcelarios ajenos a la realidad.
Allí, en el trullo, aterriza una niña bien que se ha convertido en delincuente por pánfila y que ahora convive con presas que tienen alacranes por mascota, tráfico de drogas, asesinatos en mitad de la noche y un detonante que hará avanzar una serie que hace subir la nota media de la ficción española: una reclusa escondió un botín millonario antes de entrar en prisión; ahora ella ha muerto y la pista para dar con él está oculta dentro de los muros.