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Juego de tronos 5x05: el quinto capítulo de la quinta temporada, un episodio lúgubre y tenso

P. V. REDACCIÓN / LA VOZ

TELEVISIÓN

Crónica con spoilers (ojo, cuenta lo que pasa en el episodio y hace referencias a otras temporadas y a los libros publicados) de «Kill the boy», el quinto de la quinta temporada de la popular y prestigiosa serie de fantasía

12 may 2015 . Actualizado a las 15:21 h.

«Kill the boy» («Mata al niño») es el quinto capítulo de la quinta temporada de Juego de tronos. Emitido la pasada noche, es el primero de todos los emitidos hasta el momento que no se había filtrado con anterioridad, así que cualquier espectador ha tenido que esperar hasta su hora de emisión en Estados Unidos para poder verlo.

Con este episodio, la temporada de la HBO ha llegado a su ecuador con un capítulo centrado principalmente en el norte, es decir, en las tramas de Invernalia y el Muro, lo que conforma un ambiente oscuro y lúgubre con más tensión que acción, a diferencia del capítulo anterior.

Por otra parte, llegados a esta altura ya no queda ninguna trama virgen en la serie. Todas tienen ya motivos sustancialmente distintos a las de los libros de Canción de hielo y fuego.

Está morrendo xente que nunca morrera

Los primeros minutos de la historia comienzan, sin embargo, muy lejos de Poniente, en Meereen, y recoge la acción poco después de donde lo había dejado el capítulo anterior. Según vemos, Gusano Gris ha sobrevivido y permanece moribundo, cuidado por su amada Missandei, y ambos continúan esa insólita historia romántica que habían comenzado en la temporada anterior.

Quien no ha tenido tanta suerte, sin embargo, ha sido Barristan el Bravo, el consejero más fiel e inteligente que le quedaba a Daenerys a su lado.

Antes del inicio de la nueva emisión, varios medios informaban de que en la quinta temporada, como reza el dicho, «está morrendo xente que nunca morrera» («está muriendo gente que nunca había muerto») o al menos en los libros de George R. R. Martin. Y en Barristan Selmy tenemos el primer caso importante, porque en la saga literaria el bravo guerrero todavía sigue vivo y con una papel sustancial en la trama. Quizás fuera él el actor que se había sorprendido porque en el plan de rodaje, él acababa las grabaciones mucho antes de lo que pensaba.

El poder nace de la boca del dragón

Si antes la dragona tenía en su Consejo las dos caras de la moneda, con el ímpetu guerrero y desalmado de Daario Naharis a un lado, y la experiencia equilibrada y reflexiva del anciano caballero al otro, ahora Daenerys se va a tener que buscar la vida por su cuenta para lograr gobernar un lugar tan inhóspito como la ciudad de la Bahía de los Esclavos.

Así que Daenerys se pasa al lado de la acción, de las medidas desesperadas e irreflexivas y opta por mostrar a las élites meereenianas, los Grandes Amos, el origen de su legitimidad como gobernante en una escena tan poderosa como escalofriante. Si Mao decía que «el poder nace de la boca del fusil», en el caso de la única Targaryen conocida con vida sobre la Tierra, su autoridad nace «de la boca del dragón». Una demostración de poder duro, la invocación al miedo y a la superioridad militar. Daenerys gobierna porque en su mano está decidir quién vive y quién muere. «El poder es el poder», como había dicho Cersei en una de sus más famosas frases.

El Norte recuerda. Sansa también

De la calidez sudorosa de Meereen pasamos a la frialdad de Invernalia que es, sin duda, el centro de gravedad de este quinto capítulo. Stannis parte hacia allí para tomarla, Brienne vigila desde una aldea cercana pensando en cómo defender la vida de Sansa y, dentro de los muros del castillo tomado por los Bolton, la hija mayor de los Stark descubre varias cosas: que dentro de la fortaleza todavía tiene apoyos a los que acudir en caso de extrema necesidad y que Theon Greyjoy, el que se crió en su casa como uno más y que supuestamente mató a sus hermanos pequeños, sigue allí al servicio de su futuro marido.

Las interacciones entre Sansa y el Theon ahora convertido en un ser sumiso son los momentos más tensos del episodio. Primero, el ambiente lo enrarecen los ladridos de unos perros furiosos y, después, las miradas retorcidas de unos Bolton que se regocijan de la situación.

La satisfacción cambia pronto de lado, cuando Ramsay Bolton descubre que su padre va a tener otro hijo que puede entorpecerle su sucesión. Es Sansa ahora la que, con una mirada perversa, sonríe mirando a su desquiciado prometido.

Una familia de lunáticos

Uno de los principales habitantes de Invernalia es el desquiciado Ramsay Bolton. El antes bastardo se retrata una vez más como un ser repulsivo y demente en la relación con su amante, cuyos celos le aburren, «y ya sabes lo que le pasa a quien me aburre», dice el perturbado Bolton. Su follamiga le responde en su idioma y le muerde con agresividad el labio hasta hacerlo sangrar. Hay quien sabe cómo satisfacer a un psicópata.

De todas formas, viendo cómo es su padre no es de extrañar cómo ha salido el hijo. Después de la cena, tras ver la preocupación de su vástago por que otro niño con apellido Bolton venga a este mundo, Roose le cuenta cómo violó a la que sería su madre tras asesinar a su marido por casarse sin su permiso y como, un año después, cuando ella vino con el bebé bastardo, la mandó desollar y tirar el niño al río. Finalmente no lo tiró, en el que quizás fue el único sentimiento que mostró un Bolton desde hace siglos, y el resultado es el chiflado que tenemos ante nosotros.

Stannis, el rey de la brigada ortográfica

En El Muro, Jon Snow opta por medidas desesperadas. El ahora lord comandante de la Guardia de la Noche se da cuenta de que está llegando el invierno y que, si los salvajes al otro lado del Muro mueren, se convertirán en Caminantes Blancos. Así que decide enviar una misión para ir a buscarlos y dejarlos vivir en las tierras del norte.

El hijo de Ned Stark toma esta difícil decisión después del consejo del Maestre Aemon, que le dice que debe «matar al niño para dejar salir al adulto» y, de esta forma, parece estar perdiendo en el Castillo Negro los pocos apoyos que ya tenía.

En el momento del anuncio de esta determinación, uno de los compañeros de la Guardia de la Noche comete un error gramatical y Stannis chirría los dientes mientras gruñe la corrección. El Baratheon es un hombre inflexible también en términos lingüísticos. Si su programa de Gobierno incluye la exquisitez ortográfica, serían muchos los que votarían por uno como él al mando. ¿Alguien que no distingue entre «a ver» y «haber»? Eso con Stannis no pasaría.

La trama del Muro, la única que parecía hasta el momento que iba a seguir el camino más próximo a la saga literaria, empieza a separarse también. La mujer y la hija de Stannis y Melisandre se van del Castillo Negro, con lo que la tensión de la Bruja Roja con Jon Snow hasta aquí ha llegado; también Davos acompaña al séquito y nos priva de su vibrante y tramposa trama; y aparentemente, el hijo bastardo de Ned Stark se va a salvar a los salvajes al otro lado del Muro, toda una novedad también.

Del poder duro al poder blando

Después de su dura demostración de poder, Daenerys parece reflexionar y pensar un poco en cómo pensaría el fallecido ser Barristan en su situación. Y da un giro radical en su forma de actuar para basar su legitimidad no solo en la fuerza bruta, sino también en elementos simbólicos necesarios para crear un vínculo entre el gobernante y el pueblo al que se gobierna. Habla con Hizdahr zo Loraq, uno de los representantes de las grandes familias, y accede no solo a abrir las arenas de combate, sino también a casarse con alguien de la nobleza local -a pesar de estar tirándose a otro-. Hizdahr es uno de los principales candidatos porque también es de los que más habla con ella. Aunque -las cosas como son- también porque todos los demás son rechonchos y tirando a viejos. Daenerys en cuanto al Gobierno aún anda perdida, pero en el asunto sexual, la dragona tiene las cosas bastante claras.

Los Hombres de Piedra

Hace unos capítulos, Stannis le explicaba a su hija cómo había sido el proceso para curar la infección que tenía esta de psoriagrís, una enfermedad que va mudando la piel en escamas grises, con tacto pétreo, y convierte a las personas que la sufren en un estado avanzado en seres inhumanos, conocidos como Hombres de Piedra que son enviados, decía Stannis, a las ruinas de la antigua Valyria.

Y casualmente, por ahí pasan Tyrion y su captor, ser Jorah Mormont, de camino a Meereen. Después de ver a un gran dragón sobrevolando las ruinas -que parece ser el indomable Drogon-, y como no podía ser de otro modo, los Hombres de Piedra atacan a la pareja, en una escena en la que Juego de Tronos se convierte en una historia de terror.

Durante un momento tememos que nuestro Lannister favorito acabe afectado por la peligrosa enfermedad, pero finalmente no es él, sino el bueno de Jorah Mormont el que corre peligro de acabar siendo un Hombre de Piedra más.