La telenovela que narraba los amores de Cristina y Luis Alfredo, cuyo episodio final fue visto por 18 millones de personas en la España de 1990, será llevada al cine
04 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.«Perdona, es que yo caminaba por aquí y en tu alcoba vi la luz». Cada vez que en la sobremesa de TVE sonaba la sintonía Mi vida eres tú, allá por los años 1989 y 1990, millones de espectadores suspendían la protocolaria siesta poseídos por una adicción al melodrama que no tenía precedentes. Era la llamada de Cristal, una telenovela venezolana de cuya última emisión se cumple ahora un cuarto de siglo. Coincidiendo con esta efeméride, la artífice de este género televisivo, Delia Fiallo, trabaja, a sus 91 años, en la adaptación al cine de los amores de Cristina y Luis Alfredo, una historia que, a lo largo de 250 capítulos, conmovió a una audiencia transversal, desde las amas de casa a los estudiantes de la generación de la EGB ya en sus años universitarios.
«A estas alturas, ya la telenovela no tiene que defenderse ni justificarse, actualmente está reconocida como el vehículo de comunicación masivo más poderoso que existe», aseguró Delia Fiallo a Afp. Pero a finales de los ochenta, el culebrón era un género por descubrir en España y su llegada fue triunfal. Su último episodio en TVE, que no padecía la competencia de las recién nacidas privadas, sumió a 18 millones de espectadores en una lloradera de proporciones colosales por el ansiado triunfo de aquel amor imposible entre una modelo humilde y huérfana, de nombre artístico Cristal, y el hijo de la adinerada familia Ascanio.
Con Cristal, el público español amplió su vocabulario con americanismos como mijita o chévere; aprendió nuevas formas de decir lo mismo, como el famoso «¡qué bella que te ves!», y conoció la influencia del inglés en las expresiones de un personaje que resultó rompedor para la ficción de entonces, el del diseñador homosexual Piero. Para él, los vestidos más modernos eran «de lo last».
Cristal fue un dramón lacrimógeno de odio, traiciones e hijos sin reconocer ambientado en una firma de alta costura. El lujo era, sin embargo, algo lejano para aquella producción de decorados básicos, puertas descoyuntadas y vestuario que muchas veces era aportado por las propias actrices. Aún así, el poder de aquel guion rocambolesco protagonizado por Jeanette Rodríguez y Carlos Mata se sobrepuso a todo y logró triunfar cuando, después de un tímido arranque en la programación matinal de La 2, pasó finalmente a la hora estelar que seguía al Telediario de las tres, cuando este aún acababa a las tres y media.
Si la novela se convirtió en una cita obligada para los espectadores españoles, no lo eran menos las introducciones de Doña Adelaida, un personaje interpretado por la actriz fallecida Chari Gómez Miranda que ejercía de cotilla adicta al culebrón y comentarista oficial de la trama. Con su encargo de poner al día a los espectadores, se convirtió en un contenido con vida propia que se prolongó en los culebrones que llegaron después. Porque Cristal abonó el terreno para títulos como La dama de rosa, Topacio o Abigail, que también tuvieron mucho éxito, aunque ninguno se le pudo equiparar.