El actor visitó este miércoles la casa de Bertín Osborne. Le habló de su actual pareja Berta Vázquez, de las mentiras que ha publicado la prensa sobre él, de su familia y de cómo le afectó la desorbitada fama que llegó con «Los Hombres de Paco»
11 feb 2016 . Actualizado a las 12:21 h.El pasado sábado, durante la gala de los Goya, Dani Rovira lanzó una curiosa reivindicación al aire que en las crónicas de la noche pasó desapercibida. «Qué tiene que hacer Mario Casas para que los académicos lo nominen, ¿que le den un Óscar?» La ceremonia, en su ecuador. Y los allí presentes, preparados para batir mandíbula, esperando el chascarrillo del cómico. Pero el andaluz, sorprendentemente, hablaba en serio. «Es uno de los tíos que más trabaja en este país, la gente pierde el culo por trabajar con él, es un tío que lleva un montón de gente al cine (...) Y ahora estaréis todos diciendo: 'ahora viene la hostia'. Pues no. Me quito el sombrero con Mario Casas. A ver si viene el año que viene». No le falta razón a Rovira. Desde Los Hombres de Paco, el coruñés no ha hecho más que darle buenas noticias a las cifras de audiencia y recaudación del audiovisual español. Este miércoles se ha sometido al tercer grado de Bertín Osborne. Se ha sentado en su casa, ha confirmado lo que ya sabíamos de él y ha confesado lo que no, lo que solo saben los que lo conocen bien-
Mario Casas tiene 29 años, pero mucho camino recorrido. Su madre, Heidi, lo tuvo con solo 17. Después vendrían otros cuatro. Reconoce que son de «corte siciliano», una familia de cinco hermanos, con una «mama» que los ha criado siempre unidos. Dejaron Galicia para seguir a su padre, que se fue por razones de trabajo. «Me fui con cuatro añitos de Galicia, casi no recuerdo nada de esos años allí, pero voy a menudo». «¡Pero no tienes acento!», le dijo, nada más empezar, Bertín. «A veces cuando voy, se me pega ese deje, que es maravilloso».
Tiene un hermano de un año, con el que «entrena», bromea, para su futura -«de momento no me planteo tener hijos»- paternidad. Otro de 17 que trabaja en Águila Roja. Sobre su infancia relata Mario que era un bebé al que se caía la cabeza -«mi madre no me quería sacar de casa», bromea- y que de niño, era muy muy muy bajito, que le «machacaban» en el colegio por su estatura -«tenía que mirar a las niñas de tres cursos anteriores»-. Tuvo la primera novia con cuatro años y no dio el estirón hasta los 15. Tiene tatuadas las iniciales de todos sus hermanos, junto con otras marcas, a golpe de tinta, recuerdo de otras cosas, dice, que han sido importantes en su vida. Le gusta el campo, se confiesa un chaval todoterreno, con muchas inquietudes y competitivo, «aprendiz de todo y maestro de nada».
Llegó a Madrid con las ideas claras: dedicarse al mundo de la interpretación. No titubea: «Yo he querido ser actor siempre». Después de sus primeros trabajos en publicidad -que En la tuya o en la mía se encargó de repasar, vacile incluido con Carlitos, el hijo de Bertín, asistiendo a vídeos antiguos de un Casas niño anunciando la colonia Barbie y de un Osborne galán de telenovela-, llegó su primer papel en la serie Obsesión de TVE. Pero antes, la decepción. A los 13 años, alguien poco visionario le echó de su primer película. Trabajó luego aquí y allá después, sin que se le cayesen los anillos. Llegó incluso a hacer latiguillos para los retretes. La gloria llegaría después. «Mis padres siempre me han ido guardando el dinero que iba ganando». «Pues menos mal, porque yo conozco mucha gente famosa muy conocida que, cuando se hicieron mayores, sus padres se habían gastado todo su dinero», se apresuró a cotillear el presentador.
«He copulado también ante las cámaras, pero de mentira, claro». Así inauguró Mario Casas una parte de la conversación con la que Bertín disfrutó durante un rato, hablando de «culos en pompa» y trucos para rodar escenas íntimas. «¿Serías capaz de hacer una secuencia así?», le preguntó el entrevistado al de Jerez. «No, en el momento del arrebato, ¿eso cómo va a aguantar?», le respondió.
Fue a continuación, al hablar de los cástings y de cómo había acabado haciendo televisión y cine, cuando se coló en la charla Berta Vázquez, compañera de rodaje en Palmeras en la nieve y actual pareja de Mario Casas. Y de lo sentimental a la intimidad. El éxito repentino y desorbitado, el fenómeno fan descontrolado, se convirtió en una espina para Mario Casas en la época de Los hombres de Paco. «La línea del respeto en las redes sociales se ha traspasado (...) De mi se ha creado una imagen de chulo, de malo con las chicas, de payasete y yo soy tímido, pero eso no vende». Recordó aquí un altercado que tuvo la pareja el pasado verano en una terraza en Barcelona, cuando un cliente se acercó a increparles -«se dijeron muchas mentiras de ese episodio»- y recordó también cuando una revista del corazón publicó que su hermana, sin saber que era su hermana, era su nueva novia.
Y aquí la cagamos. Esta es su hermana. Ahora lo sabemos pero entonces no #soloencuore @enlatuyaolamia #BertinyMario pic.twitter.com/KhZQ51CdHn
? Revista CUORE (@cuore) febrero 10, 2016
Mario Casas es el tercer invitado de En la tuya o en la mía que ha sido portada de Men's Health -también lo han sido Pablo Motos y Jordi Cruz-. Pronto se les unirá al club (o, al menos, lo intentará) Bertín Osborne. Aprovechando la coyuntura, en el programa de este miércoles el actor ha guiado al presentador en su reto: entrenarse durante tres meses para adueñarse, una vez haya modelado de forma óptima su cuerpo, de la portada de la revista masculina. «Me pone el tema», se lanzó Bertín. Será el hombre más maduro en proponérselo.
Siguiendo la habitual fórmula adoptada por el programa, después del sofá, llegó el ping pong, una partida durante la cual Osborne y Casas se fueron intercambiando preguntas el uno al otro -enuncia el que gana el punto-. Bertín pasó palabra cuando Mario le preguntó si había estado con más mujeres que Julio Iglesias, pero confesó que le gustaría hacer una película con Charlize Theron. «A mi con Scarlett Johansson», admitió el actor. El presentador confesó que ha perdonado alguna infidelidad, insinuando que había que perdonar para que a uno le perdonaron esas cosas. Mario Casas, que perdió la virginidad con 16 años. «Me hubiese gustado que fuese antes, pero desarrollé muy tarde», contó entre risas. «Solo recuerdo el sonido de un ventilador, de lo nervioso que estaba». Reconoció también que es impaciente y caprichoso, que no se depilaría el pecho a petición de una mujer y que Arrimadas, de Ciudadanos, le parece mona.
La cocina vino después. Alejandra, la hija de Bertín Osborne fue la encargada de guiar a ambos a los fogones. Esta vez tocó comida mexicana. «El hipster es la moda urbana que hay que llevan todos la barba y la coleta», intentó explicarle Mario a Bertín, para justificar su barba. «Estoy haciendo una película con Álex de la Iglesia en la que hago de hipster». «¿De hámster?», le contestó el andaluz, preparando el guacamole.
Con la hija del presentador mediante, Berta Vázquez regresó al tema de conversación. «¿Cómo es trabajar con tu pareja?», quiso saber Alejandra. «Lo peor es que el interés se traslade a lo personal, no al trabajo que hacemos», resumió Mario y reconoció que le gustaría tener al menos dos hijos, a los 37 o 38 años, tras haber vivido lo suficiente y aprendido lo necesario. La hija de Bertín relató entonces cómo en una ocasión su padre contrató a un detective para seguir y vigilar a uno de sus novios. Aprovechó Osborne la conversación en la mesa para, tirando de españolismo, instar a Casas a presumir públicamente de la cultura y la gastronomía nacional. «Hay que estar orgulloso de ser español».
El último proyecto de Mario Casas, un tipo corriente, alejado del estereotipo de gallito y rompecorazones al que sus papeles acostumbraron al espectador, se llama Los 33, una película en la que el gallego ha trabajado codo con codo con Antonio Banderas y Kate del Castillo, y que relata la impresionante historia real de los 33 mineros atrapados en el yacimiento de Atacama, al norte de Chile.