Casi al mismo tiempo que Bertín Osborne inauguraba sus cordiales entrevistas, Ana Rosa Quintana congeniaba con los que entonces eran candidatos a las elecciones. AR pilló a Pablo Iglesias en casa, recién salido de la ducha, y a Rajoy se lo llevó de cañas. Con Pedro Sánchez, emuló una pachanga y, entre canasta y canasta, preguntaba con naturalidad: «¿Pactarías con Podemos?». «¿Y por qué no con Ciudadanos?», sorteaba él.
La entrevista distendida y amable es el género de moda y Susanna Griso acaba de sumarse pasando Dos días y una noche como invitada de su invitado. Mientras En la tuya o en la mía se graba más que nada en la suya, en la de Bertín, el nuevo programa escenifica un fin de semana en el hogar del protagonista, con mañana en el mercado, tarde de compras, cena en el sofá y, aunque sea domingo, visita al trabajo. La ojeada a la casa y la decoración pone el ingrediente de cotilleo que espera el espectador. En el primer programa, entre comidas y paseos, charló con Sergio Dalma de amor, familia, Cataluña y tratamientos antiaging. Un surtido de temas resultado de 48 horas convivencia que, condensadas en tres cuartos de hora, hacen resaltar los cortes de edición. Dormir y desayunar con el invitado es una excusa que aporta poco más que un plano en pijama, el artificio de guardar la ropa en el cajón para quedarse solo una noche y el aroma de los churros recién hechos.