«The Good Wife»: ¿Quién sustituirá a santa Alicia?

Sara Carreira Piñeiro
Sara Carreira REDACCIÓN / LA VOZ

TELEVISIÓN

Esta noche finaliza en FoxLife «The Good Wife» tras siete temporadas y 40 nominaciones

23 may 2016 . Actualizado a las 10:59 h.

Alicia Florrick, santa Alicia, se despide esta noche -a las 21.40 en FoxLife- y sus seguidores se preguntan con qué taparán el hueco que les deje, como aún lo hacen los fans de The Wire. Vale que las siete temporadas y los 156 capítulos de The Good Wife no han mantenido el mismo nivel de las cien primeras entregas, pero pocas historias atrapan tanto como la vida de esta mujer que ha arrancado a Julianna Margulies del papel de la enfermera Carol Hathaway de Urgencias. 

Feminismo

The Good Wife se ha convertido en una serie de culto por varias razones. La más importante la desveló un breve pero apasionante personaje aparecido a tres capítulos del final: la prometida de Zack. Decía la joven que Alicia demostró que «el feminismo significa que las mujeres pueden hacer lo que quieran, incluso si eso significa ser una santa». Y tal cual. En la serie se ha destripado la feminidad desde todos los puntos de vista: la mujer que deja el trabajo para ser madre, la que se acuesta con sus jefes para trepar, la que está enfadada con el mundo, la que juega a la inocencia, la luchadora, la que intenta agradar a todos... Y después están Alicia, su acólita Lucca y por supuesto Diane (Christine Baranski). Ningún otro personaje femenino es más interesante que Diane, con permiso de la señora Florrick y Kalinda Sharm (Archie Panjabi). Diane Lockhart es un faro, una guía y, a pesar de las desavenencias, se entrevé que Alicia y Diane son la misma mujer; en el final de la serie eso queda claro. 

Dilemas actuales

Pero no solo las actrices ofrecen un abanico de posibilidades en el que las mujeres pueden mirarse; los temas hurgan en asuntos que se plantean con tantos matices que uno se descubre apoyando lo contrario de lo que piensa: vientres de alquiler, sexo en la madurez, esposas de millonarios, mujeres en el ejército, los ataques sexuales en los campus, las madres trabajadoras y sus éxitos, el derecho al aborto... Y por supuesto, las mujeres ante la infidelidad de su pareja. Ahí se ha podido llegar a una conclusión: si la mujer tiene el suficiente carácter, nadie le podrá decir lo que puede o debe hacer. Y volvemos al principio: feminismo es que una señora pueda quedarse al lado de un marido que se va con prostitutas. 

La pareja, nueva unidad social

Otro de los méritos de la serie es cómo ha captado la realidad social actual: las relaciones se gestionan en parejas. Atrás quedan los grupos grandes. Si se hiciese el cálculo de cuántas veces los personajes se relacionan de dos en dos quedaría claro que la pareja es la nueva unidad social. 

Temas pegados a la realidad

Es menos sutil su apuesta por los temas de actualidad. Pocas series han estado tan pendientes de las noticias: desde las bodas gais en Estados Unidos -excelente el episodio de la tarta y emocionante el dilema de Lockhart- hasta el control de armas, la NSA, la religión, los drones o la realidad que nace de Internet. 

Política

Y la política. The Good Wife se ambienta en Chicago, pero podría hacerlo en Washington, porque la política lo impregna todo. No solo se trata de los casos de corrupción o que Florrick luche contra Clinton por ser candidato a la presidencia; es mucho más. Política la hay en el matrimonio de Diane con Kurt (Gary Cole), republicano admirador de Sarah Palin, que pone de manifiesto lo poco tolerantes que pueden ser los viejos demócratas; en los movimientos en el despacho de abogados o entre los jueces.

Si a eso se añade mucho humor, tensión legal y esporádicos muy bien dibujados, es fácil entender la nostalgia que ya sienten los seguidores de Florrick.