Bryan Cranston, actor de «Breaking Bad», reflexiona sobre la interpretación en su biografía «Secuencias de una vida»
21 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.Los seguidores de Breaking Bad nunca podrán olvidar una escena del capítulo 12 de la segunda temporada. El episodio se llamaba Phoenix, pero ha pasado a la historia como «la muerte de Jane». Viene un spoiler. La joven está poniendo en peligro el negocio de drogas que Jesse Pinkman (su novio) y Walter White están lanzando. Drogada y en la cama, Jane comienza a vomitar. White, interpretado magistralmente por el actor Bryan Cranston, es testigo de la escena. Pero en vez de hacer algo, un simple movimiento para salvar su vida, White deja que se ahogue entre sus propios vómitos. Al acabar la escena, Cranston comenzó a llorar sin consuelo. «Miraba a Jane y veía Taylor, mi hija de verdad. Yo ya no era Walter White. Era Bryan Cranston y estaba viendo morir a mi hija». Esta reflexión, un modo de ver el cine y la propia vida, es uno de los momentos más conmovedores de Secuencias de una vida (Ediciones B), la biografía del actor Bryan Cranston, que antes de convertirse en Walter White y su alter ego Heisenberg, vivió una vida digna de ser contada.
Con un padre huido y una madre alcohólica, Cranston (Hollywood, 1956) deambuló por trabajos de todo tipo: repartió periódicos, pintó casas, fue vigilante en varias urbanizaciones y en supermercados, hizo sus pinitos como policía y descargó camiones. Hasta ahí, una biografía no demasiado distinta a la de otros actores.
Pero lo que diferencia a Cranston es su convencimiento de la trascendencia de su profesión. Lector de los clásicos del teatro y alumno en escuelas de interpretación, hasta sus primeros trabajos en anuncios eran para él una gran responsabilidad. Cranston recuerda sus inicios en el teatro aficionado y como animador de espectáculos en hoteles para turistas. De ahí pasó a la publicidad y después dio el salto las series con capítulos sueltos (memorable en Expediente X). Su carrera se fue consolidando y, sin decir que no a ningún papel, acabó llevándose el papel de padre en Malcom, que le abrió las puertas a su mayor éxito, Breaking Bad, que ya es historia de la televisión.