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Pablo Romero: «El modelo para el desarrollo de la distribución digital fue la piratería»

Javier Becerra
Javier becerra REDACCIÓN / LA VOZ

TELEVISIÓN

GONZALO BARRAL

El que fuera director de Yomvi está ahora al frente de Tarkinia y dice que al mercado analógico «lo que le queda es languidecer y luego extinguirse»

30 oct 2018 . Actualizado a las 13:17 h.

Tras el asentamiento total en España del modelo Netflix para los contenidos audiovisuales no hay marcha atrás. «Hemos pasado del mercado tradicional de distribución de contenidos a través de ondas hertzianas al mercado digital de banda ancha. La gran mayoría de los movimientos se desarrollan ahí», explica Pablo Romero. La semana pasada estuvo dando una clase magistral en la segunda edición del Máster en Produción Xornalística e Audiovisual (MPXA), organizado por la Fundación Santiago Rey Fernández-Latorre y la Fundación Amancio Ortega.

-El streaming se ha consolidado. ¿No hay vuelta a atrás?

-Esa es la realidad. En su momento Yomvi fue un acierto. ¿Cuál fue el truco? Entender que el modelo de consumo pirata era el primer tipo de consumo meramente digital que la industria tenía que seguir. El modelo a seguir estaba ahí. En el momento en el que comprendimos eso se empezó a desarrollar el sistema actual.

-Entonces empezó a surgir un pensamiento: «Te lo pone tan fácil que no te compensa piratear».

-Es por eso. El modelo de consumo actual de Netflix conceptualmente es el de la piratería. Hasta que el distribuidor no entendió que el contenido era del usuario era imposible gestionar bien los productos audiovisuales. No tenemos espectadores, tenemos usuarios. El contenido les pertenece. Así lo comparten, lo comentan, lo prescriben… Hemos pasado de un espectador pasivo a un usuario activo. El éxito del negocio es activar a los usuarios. Eso es muy difícil, porque hay que llevar a la empresa a ese modelo. Lo complicado en Yomvi no fue hacer una aplicación. El reto fue convencer a Disney, a Warner y a Sony que tenían que hacer ese paso. En lugar de contratos que permitían seis pases en un canal se pasó a la formula de “te dejo esos derechos para que los pongas en una plataforma y que la gente los coja cuando quiera”. O en el caso del fútbol: decirle que querías tener esos contenidos en dispositivos móviles. Ese era uno de los grandes problemas: dejar esos contenidos en una distribución por Internet.

-En el 2014 Netflix decía que no quería desembarcar en España por los altos índices de piratería. ¿Qué ha pasado con esa piratería?

-Ese argumento no era válido, porque han tenido piratería en otros mercados. Lo que ocurre es que el mercado español no era tan interesante. Donde podían tener más rendimiento era en primero en Inglaterra, luego Alemania y más tarde llegaron aquí. Pero en el escalafón que le correspondía a España. Con la crisis este país pasó de ser el 5º mercado audiovisual a algo así como el 35º. No interesamos. Hubo un momento momentos en el que las majors cerraban sus estudios aquí porque no éramos un mercado interesante. La situación ha cambiado y volvemos a ser un mercado interesante. Por eso Netlfix el primer mercado en el que desarrolla oficinas y demás es aquí. España se está convirtiendo en una cabeza de puente hacia el mercado de habla hispana. Eso es importante e indica que se está trabajando muy bien.

-¿Por qué la gente que tenía discos duros con series bajadas ilegalmente ahora acepta pagar por verlas en «streaming»?

-La gente no tiene problema en pagar. El problema es el valor de las cosas. El modelo para el desarrollo de la distribución digital en España fue la piratería. Cuando entendimos que teníamos más que aprender de los piratas que simplemente insultarlos fue cuando desarrollamos con éxito el audiovisual en España. De los piratas decíamos: «¡Parece mentira¡ ¡Son unos ladrones!» ¿Por qué? Porque éramos incapaces de hacerlo bien.

-¿Hubo que resignarse?

-El mercado va por su carril. Si las empresas quedan fuera o no se desarrollan tan rápido como el mercado es un problema de la empresa. El cliente va a seguir avanzando. La tecnología, lo mismo. Esta permite a los usuarios tener nuevos modos de consumo. Cuando la industria pone todos sus medios en entender esa dinámica y se adelanta al mercado entonces gana. ¿Por qué se ha ganado a la piratería?  Porque la industria está utilizando el modelo de consumo de los usuarios y le está proponiendo cosas que la piratería no les propone. Mejor servicio, gestionar bien las marcas con estrategias inteligentes de lanzamientos de contenidos, la continua renovación de las propuestas de las plataformas con nuevas funcionalidades. Por ejemplo, saltarse los créditos. Además, hay una cuestión que es crítica, que es el tiempo de acceso a los contenidos. Desde el momento que una persona tiene el deseo de consumir algo hasta que lo consume pasa un tiempo. Si tardas 15 minutos en darle lo que quiere eso es una unidad de calidad. Si en vez de 15 minutos de lo das en 10, lo haces mucho mejor. Si en vez de en 10 va en 5 minutos, mejor aún. El que mejor ecuación hace de eso es Netflix. La piratería tarda mucho. Hay que bajarse las cosas, conectarse... Eso es un lío. El tiempo es la distancia del éxito. Ahora todas las empresas de desarrollo están con los micrófonos de reconocimiento de voz porque ven que es más inmediato, ya que te permite llegar a lo que quieres de una manera más rápida. En estos momentos lo que manda es darle al cliente lo que quiere en el menor tiempo posible.

-En esa dinámica, poner un deuvedé en el año 2018 para muchos es ya una odisea.

-Esa es la razón del éxito. Hoy el mercado está ya con sus dos pies en el mundo digital, no en el analógico. Una vez que ocurre esto el modelo tradicional audiovisual se queda obsoleto. Lo único que le queda es languidecer y luego extinguirse.

-Netflix, HBO o Amazon Prime se han introducido con precios baratos. ¿Son sostenibles o, ahora que nos tienen pillados, subirán como ya ha hecho Amazon?

-No es cuestión de tenernos pillados, sino de valor. Cuando un producto es desconocido el valor que tú le das puede que sea menor. Entonces, el precio que se puede pedir por él también es menor. Cuando empieza a tener valor el precio puedes incrementarlo tanto como sea capaz aguantar el cliente su necesidad de ese producto. Por tanto lo van a poder subir todo lo que quieran. Pero no habrá un quebranto del pacto con el cliente. ¿Por qué? Porque el cliente lo valora. Esas plataformas han entrado con el margen que les permitía el mercado y ahora están subiendo hasta donde pueden.

-¿Qué va a ocurrir con los canales de televisión?

El último canal que surgió así fue #0, que le puso un nombre de frecuencia televisiva ¡a un canal lanzado en el 2015! Ya no se lanzan canales, ni se utilizan nombres de frecuencias en un espacio radioeléctrico. Eso es algo de 1950. Ahora lo que se lanzan son plataformas, conceptos y marcas. Estamos en la era digital y la lógica de mercado es la digital. El que no entienda eso directamente no tendrá éxito. Afortunadamente en España las series que está lanzando Movistar son muy competitivas y están a la altura de las circunstancias de los retos que traen Netflix, HBO o Amazon Prime.

-En España toda esa oferta la monopolizaba Yomvi. Ahora está Netflix, HBO, Amazon Prime… Los usuarios tienen sus televisiones y sus tabletas llenas de iconos. ¿Vamos hacia que se destruyan entre sí o que cada vez haya más? 

-Vamos hacia plataformas globales y universales donde tengas Amazon pero para todo el mundo y Netflix Igual. Ojalá tenemos un Movistar o una plataforma española en todo el mundo. Pero serán transversales con derechos universales. Los grandes estudios compran derechos universales. Ya no se compran derechos por un territorio y plazos cortos. En Estados Unidos están apareciendo plataformas muy pequeñitas especializadas en contenidos muy concretos para tener sitio en esa gran plataforma. Los usuarios vamos a identificarlas.

-Habla de un Movistar universal. ¿Se puede crear una gran región latina de consumo de televisión?

-El habla hispana puede ser en cualquier lado del mundo. Puede ir más allá de latinoamérica. Vamos a propuestas universales, porque cada vez somos más ciudadanos universales. La gente viaja y no tiene porque no tener allá donde vaya su oferta de entretenimiento. Tú, por ejemplo, ya puedes ver Movistar en cualquier país europeo. Se entiende porque uno es un ciudadano universal.

-Este modelo de consumo afecta al producto. ¿De qué manera?

 -El consumo hace el producto. La industria cada vez es más ágil para adecuarse. En España las series se hacían en capítulos de 70 o 75 minutos, porque era lo que le exigían las televisiones para alargar el prime time y aumentar su eficacia. Eso en la estructura narrativa complicada mucho los guiones. El formato más adecuado es el de 50 minutos, que es el prototipo de las series americanas. Cuando el producto español ha tenido que viajar al mercado internacional han tenido que rebajar el metraje y adaptarlo. Ahora las series con ese formato son las que se están emitiendo en España porque es tan interesante el mercado internacional como el nacional.