El lunes por la noche Andreu Buenafuente empezó a despedirse de Late Motiv prometiendo hacer aquello que mejor se le da, darlo todo de aquí al último programa, el 23 de diciembre, y acabar en alto esta aventura. La oferta es tentadora cuando quien la formula es un premio nacional de televisión que se mueve en el medio como pez en el agua y que sigue creyendo ciegamente en este género, el del late night, que ha ido desvaneciéndose poco a poco de la pantalla después de vivir años de gloria. Su éxito no es el de las cifras de audiencia apabullantes, sino el del trabajo bien hecho. Su propuesta de programa nocturno, esa que ha llevado ya por cadenas generalistas y de pago, pretende ofrecer al espectador la oportunidad de acabar el día con una sonrisa, nada menos. Reír, afirma, es la única salida que nos queda.
Desde su espacio nocturno en #0, ha estado seis años apostando por el humor y la música y «mirando al mundo de cara». Y la realidad le brindó un material copioso del que nutrirse. En todo este tiempo, el presentador catalán ha demostrado que puede brillar cuando es su turno y también repartir cartas a colaboradores que a su lado crecieron inmensamente, como Berto Romero y David Broncano. El lunes, al empezar a despedirse, Buenafuente hizo una promesa: «Seguro que nos veremos». Nadie duda de que así será.