El espacio no depende de los metros cuadrados, sino de una acertada decoración
14 may 2014 . Actualizado a las 21:33 h.Dejar el nido nunca fue tan difícil como ahora, pero carecer de una nómina copiosa ya no es excusa para aferrarse a las faldas de mamá. Permitirse una descomunal choza, con vistas al mar, garaje y terraza para tomar el sol en los meses sin «r» y el aire en el resto del año está actualmente fuera del alcance de la mayoría de los mortales, más todavía si estrechamos el círculo y consideramos en el radio de acción a los jóvenes cuya lista de aspiraciones se ha visto reducida a un único y anhelado deseo: la independencia. No tan utópicos y más asequibles resultan los pequeños apartamentos en los que los edificios construidos en los últimos diez años han fraccionado su espacio, exprimiéndolo al máximo. Son mínimos, pero habitables. Y no siempre lo grande es mejor. A veces el espacio no depende estrictamente de los metros cuadrados, sino de los objetos, de las formas y colores; de saber escoger una acertada decoración que ahuyente la claustrofobia.
Camas bajas, no muy grandes y sin cabecero
No recargar el espacio es la premisa más obvia. Si contamos con poca superficie, debemos sacarle el máximo rendimiento. No se trata de agenciarse una cama de 80, pero sí de escoger un tamaño intermedio, con margen suficiente para estirar las piernas e incluso invitar a alguien a dormir -como una doble Muscat, por ejemplo-, pero evitando caprichos excesivos. Los canapés - abatibles o este rígido Pardo Grand Domo en color chocolate- son la mejor opción, funcionando al mismo tiempo como lecho y como armario. La ausencia de cabecero abrirá, además, un abanico de posibilidades en la pared: estanterías o altillos nos sacarán de un buen apuro.
Perspectiva vertical
Existe la mala costumbre de calcular las dimensiones de un espacio solo teniendo en cuenta las medidas horizontales. Pero la perspectiva vertical no es ninguna tontería. Las paredes son una fuente inexplorada de posibilidades. Desde estanterías bien estructuradas, hasta lámparas adecuadas -esta de pie Regis Níquel cuenta además con dos focos de luz, aportando mayor vida al lugar-, los objetos entendidos en línea ascendente y descendente despejan el resto del piso. A esto se le suma la capacidad para aprovechar los huecos escondidos detrás de las puertas, bajo las mesas o en los recovecos de las escaleras, en caso de elegir un apartamento a doble altura. Cada centímetro cuenta.
Decoración minimalista y mucho espejo
Partiendo de la orden de evitar cualquier tipo de atmósfera recargada, es recomendable desechar los muebles grandes y los objetos rococó. A partir de aquí, lo ideal sería jugar con las posibilidades de las distintas piezas, decantándonos por mesas extendibles, sofás que se conviertan en camas para alguna emergencia -el de 3 plazas Arno APP Azul 6 es una buena opción-, mesillas-zapateros y mesas o banquetas plegables. Esta mesa para comer alargable arabella es perfecta para combinarla, por ejemplo, con un banco que podamos esconder bajo ella cuando no lo necesitemos. Los espejos si pueden ser muchos, mejor que pocos. Es una máxima popular que los espejos convierten cuatro paredes minúsculas en recintos infinitos, jugando no solo con la sensación de amplitud, sino también con la luminosidad. El modelo Wave, disponible en El Corte Inglés, es una buena selección.
El orden es la prioridad
Cuando se habla de espacios mínimos -40 y 50 metros cuadrados- el orden se convierte en ley de vida. Aquí va una lista de consejos para que todo esté en su sitio y, además, compense el esfuerzo: utilizar recipientes transparentes para guardar cosas, aprovechar material de oficina de manera creativa, desempaquetar todo lo que tengamos en paquete y colocarlo bien, colocar cajas en algunos de los huecos de las estanterías y tapar algunos estantes para rebajar el esfuerzo de la limpieza, colgar cajones en las paredes o contar con organizadores en cajoneras.
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