
Y no es solo por su estilo vintage y su capacidad para crear luminiscencias y reflejos de colores en las paredes
03 nov 2014 . Actualizado a las 19:14 h.Muchos se preguntaran, a día de hoy y con el estilo victoriano ya abandonado hace un par de décadas, las razones que pueden llevar a alguien a apostar por una lámpara de araña. Sí, esas que lucían en palacios o casas de nobles a lo largo y ancho de sus techos, ya fuera el salón, el pasillo o el dormitorio. Su majestuosidad, que tiene su origen en aquellas de maderas cruzadas con velas en sus extremos que eran tendencia allá por el año 1600, llegó a su auge con la introducción del cristal y se consolidaron como símbolo de elegancia y poder a lo largo de los cuatro siglos siguientes. Nadie dudaba por aquel entonces de hacerse con una para lucirla sin complejos en alguna de sus estancias. Hoy, son recuerdos que siguen llamando nuestra atención cuando se entra en algún edificio antiguo o se ve alguna serie de época como Downton Abbey.
Sin embargo, aunque a muchos les puede sonar a sinónimo de decoración de otro siglo, lo cierto es que, poco a poco y con paso lento pero firme, se está regresando a las lámparas de araña -ya sea el modelo Venecia Cromo-Plata o el Niza Blanco que se pueden encontrar en El Corte Inglés-. Quienes caen rendidos a sus pies no solo se la juegan por estos modelos por su elegancia y baños de nostalgia también lo hacen porque solo ellas pueden esparcir como lo hacen la luz por una habitación. Ya sea en un salón o en un dormitorio, los que se decantan por estas lámparas de techo conocen de antemano su capacidad para crear luminiscencias y reflejos de colores en las paredes con la luz natural del sol gracias a los múltiples cristales que la forman.
Pero optar por una u otra y jugársela con este modelo tan antiguo como arriesgado hoy por hoy, también va más allá de los arcos iris que se crean en una estancia ilumina por estas lámparas. Al colocarse suspendidas, la luz de las lámparas de araña no queda absorbida por el techo sino que se multiplica por todo el espacio. Se consigue de esta forma una mejor iluminación facilitada, además, por todos los focos o velas -que pueden ir de dos a infinito- que contienen en sus múltiples brazos. Para esto hay que medir el largo y ancho de la estancia para determinar su tamaño apropiado y que no quede ni muy grande ni muy pequeña.
Con este consejo siempre presente y ya sea por su capacidad de iluminar cualquier habitación o sus luminiscencias, lo cierto es que las lámparas de araña son una de las claves de aquellos que apuestan por una decoración vintage para su casa pero sin abusar de los excesos. Con pequeños elementos y detalles así como con creatividad, si se busca ese estereotipo de romanticismo y clasicismo del siglo pasado pero sin perder de vista las tendencias actuales -siguiendo los consejos de la tendencia estilo Clásico Urbanita del catálogo Decora de El Corte Inglés-, los mejores aliados de estas fuentes de luz serán los sofás chester o de cuero -o ambos a la vez-, pequeñas mesas de madera de líneas definidas así como un menaje apropiado y destinado a ese ritual que es la hora del té. Y es que no hay como apropiarse de esta tradición tan británica para completar cualquier decoración que busque la mezcla de los antiguo, como si estuviéramos en medio de una novela de Jane Austen, y lo moderno. Así, con un juego de tazas en blanco -como las de la colección By Table Romántica- y una tetera clásica, o una cafetera antigua si no somos fans de este líquido tan inglés, para triunfar con un ambiente atemporal y elegante como protagonista.