Es en los pequeños detalles donde se encuentra la diferencia y la originalidad
18 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.Los nervios que salpican cada preparativo de una boda suelen eclipsar pequeños detalles que, sin embargo, no conviene perder de vista. Son los que en realidad convierten en única una celebración, la diferencia del resto, la impregnan de originalidad. En ellos radica la personalidad de los novios, en la particularidad de un vestido, en la historia que acarrean un par de pendientes, en el color de los zapatos, en los calcetines del novio, en su reloj, en la manicura de la novia. Estas menudencias hacen singular una ceremonia, hablan, explican quién se casa, cómo y por qué. Cuidarlos no debería ser una tarea más, sino una de las primeras obligaciones de la lista de cosas pendientes. ¿Ropa interior clásica? ¿cintuón o tirantes? ¿melena o recogido con algún detalle floral? ¿uñas desnudas o pintadas?
Es importante dedicarle tiempo y cariño a las uñas. Además, la manicura supone una oportunidad única para hacer algo en familia antes del gran día. Muchas novias acuden con su madre y sus hermanas a arreglarse las uñas el día antes de la boda. La tarea se convierte así en un momento especial y familiar, íntimo, en el que charlar e incluso reirse un poco para relajarse de cara a la ceremonia. Pero, ¿cómo debe una novia llevar las uñas para pasar por el altar?
En primer lugar, es importante no dejarse las uñas muy largas para evitar que se rompan. Las últimas tenencias se inclinan hacia el resultado cuadrado, en lugar de redondeado; así, unos días antes, se recomienda limárselas en un corte recto. Con las uñas preparadas, limpias y libres de cutículas, llega el momento de darles color. Estas son algunas de las tendencias predominantes, según los expertos en bodas de El Corte Inglés.
Manicura francesa. Suelen decantarse por esta alternativa las novias más tradiconales. Simple y elegante, resalta las uñas de forma natural. En primer lugar, se cubren con una base, sobre la que se aplica un esmalte en tono rosa claro. Una vez seco, se pinta la punta de la uña con una línea de color blanco. Existen kits de manicura específicos con todas las instrucciones y materiales necesarios para hacerse una misma este tipo de manicura, como este de Bourjois.
Manicura americana. Se trata de una variante de la anterior mucho más natural. La base de la americana se aleja del rosado y se acerca al color carne y el acabado en la punta de la uña es de un blanco más suave, beige -por ejemplo, este tono KySamoan Sand SoftShades de OPI- o salmón. Para hacer la manicura americana, se invierte el procedimiento, esmaltándose primero la línea de la punta y después el esmalte base. El color blanco se camuflará y se hará menos llamativo.
Manicura de caviar. Se encuentra entre las más innovadoras. Consiste en unas pequeñas bolitas que se añaden después de aplicar el esmalte, consiguiendo de esta forma un sorprendente efecto en tres dimensiones. En este caso se puede hacer en color blanco, arena, champán o para las más atrevidas, en dorado o plateado. Un efecto similar se consigue con esmaltes de purpurina, como el Fuse Gelnamel de SensatioNail o este de Guerlain en oro.
Uñas de gel. Son uñas postizas con un efecto muy natural. ¿Su mayor ventaja? No se estropean y duran incluso meses.
A todo color. Otra idea, muy recurrida actualmente, es romper el blanco total del look nupcial con unas llamativas uñas de color. El rojo nunca falla -este de la línea La Laque Couture de Yves Saint Laurent promete larga duración-, pero si el objetivo es sorprender, el azul intenso Le Vernis Color Riche Rebel Blue 610 de L'Oréal Paris es una buena opción. Combínalo con unos zapatos del mismo tono.