
Armémonos de paciencia. Plantarse delante del equipaje es un complejo arte, el último reto que realizar antes de unos esperados días libres o de vacaciones
30 mar 2015 . Actualizado a las 18:20 h.Hacer la maleta es un doloroso placer: un complicado arte que desespera a muchos y enamora a otros tantos. Es todo un reto que hay que afrontar antes de abordar un viaje, ya sea de trabajo o de placer, por lo que la gente termina dividiendose entre los que les gusta y los que no. Y es que aunque el proceso es el mismo, lo que va dentro del equipaje puede ser radicalmente opuesto: mientras unos no encuentran sitio suficiente para los trajes, los otros no lo hacen para las chanclas de playa.
Los del segundo grupo están de suerte estos días. Y es que, como cada marzo y cada abril, la Semana Santa ha llegado con sus días libres. Las primeras vacaciones con todas las letras del año provocan un cambio radical de flujos en carreteras, aeropuertos y estaciones de trenes y buses. A estas alturas de la partida, va siendo hora de preparar el equipaje con los indispensables dolores de cabeza que surgen siempre relacionados. Dedicir qué va y qué no va en esos escasos centimetros de equipaje es toda una misión ya que son muchas las cosas que deben entrar en un espacio y un peso reducido -sobre todo si se viaja en avión-. Es el momento de la crítica pregunta: ¿qué meto en la maleta?
Sencillo. O, por lo menos, más fácil de lo que nos puede llegar a parecer. Hay que empezar teniendo claro a dónde vamos y qué tiempo va a hacer estos días. El siguiente punto es tener claro en qué tipo de transporte nos vamos a subir. Si la opción elegida implica subirse a un avión, hay que tener presente que el equipaje debe cumplir una serie de requisitos que van desde los como mucho 20 kilos en la maleta que se factura a esas medidas extrictas del de mano. Una buena opción es jugar sobre seguro con este trolley de Roncato con las medidas adecuadas para viajar en cualquier aerolínea del mundo. Los más avispados también se la jugarán con una mochila -como esta en color rojo de Napapijri- para meter todas esas cosas que ya no entran en ningun otro bolso. Si, en cambio, nos decantamos por el tren, el coche o el bus tendremos más margen de maniobra, pero tampoco mucha más.
Con estos dos parámetros en mente, si nuestro destino este año es algún punto de la geografía española: felicidades, hará buen tiempo. Así que, es hora de desempaquetar todas esas prendas de ropa qué nos hemos comprado durante las últimas semanas: que sí vestidos estampados y blusas estampadas para ellas, y que sí bermudas -como estas de tipo chino en azul de Dockers- y polos -como esta de manga corta de rayas blancas y azules de Dustin- para ellos. Además, habrá que añadir alguna prenda «de abrigo» como un pantalón largo -como este de Napapijri-, jersey, una sudadera o una cazadora -como esta en azul de Dustin-, pero evitando caer en los «por si acaso». E, importante, ropa interior, traje de baño -si el destino incluye playa-, pijama y una gorra -por si el sol aprieta como esta tipo beisbol de Dustin-. ¿Y el calzado? Lo ideal son unas zapatillas -como estas de Tommy Hilfiger-, aunque tampoco hay que dudar mucho en añadir algún otro zapato para ocasiones más «formales» -como estos botines en serraje de Green Coast-.
Con la ropa más o menos decidida, no se nos puede ir el santo al cielo. Aún quedan muchas cosas imprescindibles por meter. Por un lado, los artículos de higiene personal -recordar que si se viaja en avión deben introducirse en frascos pequeños-, así como la documentación necesaria, el cargador para el telefono móvil, algunos medicamentos y una guia o un mapa de viaje.
Y con todo dentro de la maleta, evitando ese momento de sentarse encima para que cierre, llega ese momento al que a todo el mundo le da su pequeño momento de placer del día: cerrar la cremallera. La siguiente vez que se abrirá, ya no será en casa.
* Todas las prendas y artículos citados se pueden encontrar en El Corte Inglés