El Deportivo pierde ante el Granada y queda abandonado a su suerte

TORRE DE MARATHÓN

CESAR QUIAN

Un gol en propia puerta de Marchena en el tiempo añadido de la primera parte castiga otro pobre partido de los coruñeses

10 feb 2013 . Actualizado a las 03:17 h.

El carnaval disfrazó Riazor con máscara de tragedia. La suerte siguió el mismo camino que el fútbol emprendió hace meses y abandonó al Deportivo, cuyo destino es cada vez más oscuro tras la derrota contra el Granada. Una jugada desafortunada con un gol en propia puerta de Marchena al filo del descanso fue demasiado para el Dépor, al que no le funcionó su apuesta por Pizzi como mediapunta ni los cambios ofensivos de Domingos Paciência, a la desesperada. La grada contestó severamente la última exhibición de su equipo, sin síntomas de reacción, con cuatro derrotas consecutivas antes de encarar a Sevilla, Real Madrid y Barcelona en las próximas semanas. El penalti inexistente de Manuel Pablo a Ighalo, que certificó el 0-3 y la expulsión infantil del lateral, añadió más combustible a la bronca.

Domingos Paciência intentó remover las cosas para provocar una reacción, con su sexta alineación en otros tantos partidos al frente del Deportivo. Salomão reapareció en el once incial y desplazó a Pizzi a la mediapunta. Lejos del perfil intrascendente de André Santos y del más defensivo de Abel Aguilar, la apuesta por el extremo parecía pedir algo más de mezcla y chispa. Se juntó el trío de portugueses detrás de Riki y agitaron un poco el árbol. No dio grandes resultados pero el Dépor recuperó algo de alegría. Hace tiempo que el juego abandonó al equipo coruñés, que por lo menos quiso buscar en la velocidad de los tres escuderos del delantero una vía de escape para sus problemas de creatividad. Lo consiguió durante unos minutos antes de abocarse a las contras.

El Granada, reforzado por el triunfo ante el Real Madrid y en el ímpetu de Lucas Alcaraz como nuevo entrenador, se presentó en Riazor con una calma aparente que le facilitó asentarse en defensa y jugar con la ansiedad local. Poco le importó los primeros escarceos del Dépor, los pases imprecisos de Pizzi y Salomão hacia Riki o la mano de Toño al centro de Pizzi cuando el delantero esperaba. A la que Nolito evidenció los problemas de Manuel Pablo y Paulo Assunção comprometió a Aranzubía para que Ighalo se animase a intentar sorprender desde 35 metros, el Granada controlaba ya la situación. No creó claras ocasiones de gol, sin embargo, aunque Ighalo lo olfateó cuando a un centro de Mikel Rico Manuel Pablo se interpuso entre el delantero y el balón.

Pecaba el Dépor de falta de claridad y el entusiasmo de los primeros minutos se diluía. Marchena intentó un imposible desde línea de fondo con una vaselina sobre Toño. El empate sin goles en un Riazor frío parecía un resultado para la esperanza en el segundo tiempo. Pero llegó el minuto loco. Riki rozó el gol cuando un centro de Salomão le animó a intentar el remate de tacón, el balón le rebotó a un defensa y le cayó a la derecha de Riki: no fue preciso con su pierna mala. Poco después, Nyom se escapaba de Paulo Assunção y de Evaldo, e Ighalo puso el centro en la cabeza de Nolito: el cabezazo dio en el larguero, luego en el poste y el rebote le dio en la rodilla a Marchena para el autogol.

Sin fútbol y por lo visto sin suerte, el ambiente de carnaval se tornó de funeral en Riazor ante un Dépor castigado por la fortuna. Nélson Oliveira saltó en el segundo tiempo en lugar de un Bruno Gama en franca regresión. Pero no dio tiempo a nada: Siqueira volvió a abusar de Assunçõ y de Manuel Pablo para asistir al gol de Ighalo. A los 6 minutos del segundo tiempo se imponía la heroica. Valerón no tardaría en relevar a Salomão, después de que el Dépor pidiese un gol legal de Riki anulado por un fuera de juego que nacía de un pase del rival. Riki, caído a la banda, puso toda la escasa mordiente del Dépor mientras Nélson Oliveira veía una amarilla en su primera accion y rozó la expulsión.

El Deportivo fue hasta el final un ejercicio de voluntarismo no exento de impotencia. Riki rozó el gol en otra acción anulada por fuera de juego y Pizzi obligó a una buena parada de Toño, muy seguro también por alto. Valerón cabeceó muy cerca del gol tras un córner en la mejor ocasión del segundo tiempo. Paciência, con la grada muy encendida, recuperó a Juan Domínguez, una decisión que de tan desesperada evidencia la realidad del centrocampista gallego y la ausencia de fútbol de un Dépor que pudo recibir su sentencia ante el Granada.