La pérdida de categoría evidencia la necesidad de reconstruir el Deportivo
03 jun 2013 . Actualizado a las 20:46 h.El gol de Griezmann y el de Natxo Insa se alinearon el sábado para mandar al Dépor a Segunda en una temporada de absoluto fracaso en los despachos y en el terreno de juego. La situación obliga a la profunda reforma del modelo, un completo despropósito, y da pie a toda una batería de preguntas.
¿Quién dirigirá al equipo la próxima temporada?
El regreso a Primera puso fin al éxito de José Luis Oltra en el marcador. Los resultados dejaron de avalar al técnico, que dejó su sitio a Domingos Paciência. El ex del Sporting Braga y Benfica empezó bien, con un intenso trabajo en los campos de Abegondo y cuatro puntos de seis posibles. Pero acabó saliendo en estampida, azuzado por una grada descontenta por la política del club, entregado a Mendes. Su última aportación fue recomendar a la directiva ponerse en manos de un técnico de la tierra y con experiencia en el fútbol español. Así llegó Fernando Vázquez para llevar al Deportivo desde el desahucio a rozar la proeza. El nuevo míster mantuvo la exigente dinámica de trabajo de su predecesor y recuperó una conexión con la grada que no se ha perdido ni con el descenso. Es el favorito para ocupar el banquillo en Segunda, como dejó entrever incluyéndose en el proyecto de futuro que esbozó en sala de prensa tras la derrota con la Real Sociedad. Sin embargo, la negociación aún no está cerrada y el de Castrofeito se ha dado esta semana de plazo para llegar a un acuerdo.
¿Es viable la apuesta por la cantera que defiende Fernando Vázquez?
Más allá de lo económico (que también), la continuidad del entrenador pasa por la propuesta deportiva que le hagan desde el club. Él ya dejó claro el sábado cuáles son sus principios: «Volveremos (a Primera) con un equipo joven, de futuro, con un equipo de canteranos. Ese es un proyecto ilusionante y bonito. A Vázquez siempre le ha ilusionado el trabajo con el fútbol base y la apuesta por los jugadores de la casa. En ese sentido ya ha avanzado su intención de darle un papel protagonista a Insua y ha desvelado que tiene en mente contar con alguno de los integrantes del filial que ahora se juega el ascenso a Segunda B y del Juvenil que acabó tercero en Liga. Gente como Teles (centrocampista), Lemos (extremo), Bicho (mediapunta) o Luis (delantero) han rendido a gran nivel este año. Hay madera, pero es necesario dar un giro radical el modelo para adoptar criterios profesionales y eficaces que permitan la detección de talentos y su desarrollo.
¿Cuáles serán los jugadores clave en el proyecto?
Los que sí están llamados a ponerse al frente del proyecto (tanto a corto como a largo plazo) son Juan Domínguez y Álex Bergantiños. La pareja formada en Abegondo ya contribuyó al último ascenso y con la baja segura de Abel Aguilar el Dépor tiene en ellos la medular de garantías que necesita. Ambos han progresado en esta última campaña (especialmente, el de Pontedeume, protagonista del último tramo del campeonato, en la que ha liderado a la plantilla en acierto en el pase y ha estado entre los tres futbolistas que más han intervenido). Junto a ellos, parece cubierto el lateral derecho (se lo disputarán Laure, Manuel Pablo y Seoane) mientras el resto de puestos aún están por definir.
¿Habrá una secretaría técnica profesional y con poder real?
Para donde no lleguen los canteranos ni las renovaciones el club tendrá que hacer algún esfuerzo en contrataciones. Si algo ha dejado claro el mal trago de la campaña recién cerrada es que echarse en brazos de autoproclamados salvadores no funciona. Por un lado, la entrega tiene sus costes (aunque solo sea en forma de tragar con medianías) y por otro, crea fracturas. Aparecieron este año en Riazor, como antes habían asomado, por ejemplo, en La Romareda, con aquella presunta máquina maña (des)compuesta al alimón por argentinos y brasileños. La cómoda solución del abrazo a Mendes llegó como peaje por la falta de una secretaría técnica con poder y recursos. El peso de Ernesto Bello en la planificación es casi tanto como el que tuvo Oltra, quien se hartó de insistir en que él poco tenía que ver en los futbolistas que llegaban al club y al que llegaron a pillar por sorpresa con la contratación de Tiago Pinto, ahora descendido con el Racing de Santander. El Dépor ha sido víctima de los caprichos en la dirección deportiva, una situación incompatible con el proyecto sólido y a largo plazo que exige Vázquez.
¿Cuál será el presupuesto en Segunda?
Rehacerse tras el último descenso fue relativamente sencillo gracias, sobre todo, a dos factores. Primero, la continuidad de varios futbolistas de un nivel inigualable en la categoría de plata. Guardado, Colotto, Valerón, Riki o Aranzubia configuraron una columna vertebral inasequible para la próxima campaña (mantenerlos supuso no cumplir con Hacienda y agravar la ya delicada situación eonómica). Además, un presupuesto de 42,9 millones de euros para pagar fichas (o al menos, prometer hacerlo) y acometer algún fichaje. Una cantidad impensable ahora. No hay todavía un dato cerrado, pero hace dos campañas Celta y Valladolid ocupaban plaza en Segunda tras otro proceso concursal. El presupuesto de los vigueses fue de 13,1 por 9 de los pucelanos. En torno a esas cifras deberá moverse el Deportivo.
¿Cómo afectará el descenso a la situación concursal?
La partida fundamental en los ingresos del club procede de las televisiones y el descenso provocará una merma notable en las cantidades percibidas por esta vía (entre seis y siete veces menos). Este detalle propicia que el escenario de incertidumbre en el que se mueve la entidad se vuelva todavía más extremo. Semejante rebaja de liquidez para hacer frente a los acreedores repercutirá inevitablemente en una situación que, sin entrar en alarmismos, pasa a ser crítica. Los próximos días podrían ser decisivos. Ahora que se sabe en qué categoría competirá el equipo es posible que se aceleren los pasos para la búsqueda de unos acuerdos tan necesarios como difíciles.
¿Asumirá su responsabilidad el presidente?
Y en cuanto al desacierto en el modelo de gestión, todavía falta que el responsable asuma sus culpas. El sábado volvió a no darse por enterado de las críticas generalizadas esgrimiendo que no era «el momento de buscar culpables». Ni siquiera el trasvase al terreno deportivo de la grave situación económica ha obtenido de Lendoiro el más mínimo gesto de autocrítica y reconocimiento de errores.