Nueve meses después de entrar en preconcurso, mantiene al Deportivo al borde del abismo, alargando el proceso y dificultando su solución
10 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Han pasado nueve meses desde que Lendoiro compareció ante los medios -como acostumbra, en aquella ocasión también vetó la entrada de los periodistas de La Voz- en el Playa Club para comunicar que el Deportivo había entrado en preconcurso de acreedores y de que iba a iniciar conversaciones con Hacienda para alcanzar un acuerdo que le permitiese levantar los embargos que la Agencia Tributaria había comenzado a ejecutar para asegurar el cobro de una deuda desproporcionada. Pero aún así, Lendoiro negaba que la situación económica de la sociedad fuese mala. Decía, desafiante, que la viabilidad estaba completamente garantizada. Sin embargo, el tiempo fue revelando el estado crítico en el que vive la entidad y que estuvo a punto de provocar su descenso a Segunda B. En solo nueve meses, los disparates de Lendoiro empiezan a ver la luz y ponen de manifiesto que alarga el proceso y dificulta la solución.
La deuda
Mucho mayor de lo que decía
El presidente del Deportivo incomprensiblemente nunca fue capaz de dar una cifra exacta sobre lo que debía el club. En aquella rueda de prensa, lo situó aproximadamente en 100 millones de euros. Sin embargo, con la declaración del concurso de acreedores y la entrada de la administración nombrados por el juez (que corre a cargo de la empresa AD Cryex) el concurso se demostró -tardaron solo unas pocas semanas en elaborar el informe- que en realidad estaba en 156 millones. Agencia Tributaria, Novagalicia Banco, Banco Gallego y los jugadores son los principales acreedores de la sociedad, con los que se debe llegar a un acuerdo para garantizar la viabilidad de la entidad (con los jugadores ya se alcanzó, lo que permitió el 31 de julio salvar en el último suspiro la categoría).
Irregularidades
Unas cuentas falsas
Poco después de llegar al Deportivo, en febrero de este año, la administración concursal elabora su informe que remite a la jueza que se encargaba del caso, Zulema Gento, en el que denunciaba diversas irregularidades en la gestión de Lendoiro al frente del club. Entre ellas, la falta de credibilidad de los libros contables y que ocultó diversos cambios estatutarios y que el Deportivo se encontraba en causa de disolución desde hace tiempo.
Las filiales
Pérdida del control sobre ellas
En aquella comparecencia donde Lendoiro, tal y como destacó la administración concursal, omitió que el club llevaba en causa de disolución desde hace años, aseguró que las filiales del grupo Deportivo (Deporhostelería Playa Club, Iris, Ediciones Deportivas Gallegas -editora del diario Depor Sport-, Actividades del Real Club Deportivo en Medios de Comunicación, Deportienda y Deporclínica) tampoco tenían problemas financieros. Meses más tarde, el juez ha retirado a Lendoiro el control sobre estas empresas, que ahora disponen de un administrador, y dos de ellas ya han entrado en concurso de acreedores.
Su sueldo
La pelea del presidente
En el auto por el que el juez, Rafael García Pérez -sustituto de Zulema Gento-, ratificaba la decisión de mantener el control de las filiales en manos de la administración concursal, el magistrado resaltaba el inmovilismo que había tenido el consejo de administración a la hora de adoptar medidas para reconducir el rumbo económico de estas empresas. Un inmovilismo que contrasta con la batalla que planteó Lendoiro para recuperar su sueldo (en torno a 400.000 euros este año), que le habían retirado. Fue la gran pelea del presidente.
Los impagos
Al filo del descenso
El lío en el que Lendoiro propició que se tuviese que esperar hasta el último momento para alcanzar un acuerdo -del que todavía no se conocen muchos aspectos, como la fórmula de garantía de cobro para la parte concursal del salario de los jugadores- para pagar las deudas de los futbolistas y conseguir que retirasen las denuncias sobre el Deportivo que lo podrían condenar a Segunda B. En esas negociaciones los grandes acreedores (Hacienda y bancos) pidieron la renuncia del presidente como condición para firmar.
El Convenio
Lejos de una solución
Los principales acreedores le presentaron a Lendoiro un documento que incluía una quita del 33% sobre la deuda (con lo que el presidente eludiría la pieza de calificación en la que se dirimirían sus responsabilidades en la gestión del club) y un plazo de pago de 10 años, con una ampliación de capital. Pero el documento, como se ha mencionado, también incluía un punto en el que se solicitaba la salida del presidente y su consejo tras la firma. Lendoiro, como cabía esperar, se atrincheró. Se aferró al bastón de mando que sostiene desde hace 25 años.
La salida de un mito
Valerón, por la puerta de atrás
En el aspecto deportivo, las cosas no han ido mejor. Tras el descenso de categoría, se consumó la salida de uno de los mitos del Deportivo. De forma extraña Valerón dejó el conjunto blanquiazul para fichar por Las Palmas. Además, no se han conseguido refuerzos y la plantilla que debe pelear por el ascenso está a medio confeccionar a pocos días del inicio de la competición. A la afición se le ha agotado la paciencia con Lendoiro. Le han pedido que se marche. Él se encarga de recordar una y otra vez que a quien se debe es a los accionistas.