Si me pongo a buscar una palabra que defina a Claudio Barragán, creo que la idónea es «honradez». Porque el Litri era, sobre todo, un jugador que lo daba todo en el campo. Sacrificio, Entrega, Lucha. Fue uno de esos jugadores que, conscientes de sus limitaciones, sacó un partido extraordinario a sus virtudes. El rendimiento que dio en el Deportivo fue enorme. Y ese carácter que exhibió como futbolistas intuyo que lo transmite a sus jugadores, ahora como entrenador.
Sin olvidar, ni quitar el mínimo mérito a Bebeto, muchos de los goles que marcó con el Deportivo se los debe a Claudio. Porque el brasileño supo aprovecharse muy bien del trabajo de Barragán, un delantero al que le gustaba el contacto, todo lo contrario de Bebeto. Así, Claudio se pegaba por los dos y el canarinho aguardaba para enchufarla. Qué gran pareja hacían.
Pero sin Bebeto también nos dio grandes tardes de gloria. Creo que nadie ha olvidado aún aquel 4-0 al Madrid en la temporada 93-94, con el brasileño aún de vacaciones. Claudio hizo dos goles y su gesto torero quedó para la historia.
Fuera del campo era un tipo divertido. Un cachondo de los que está todo el día con bromas. Muy buen tipo. Yo coincidí con él y con Nando en mi primera convocatoria con la selección y me arropó en todo momento.