La solidez, el rendimiento de una plantilla exigua y el bajo nivel de Segunda, claves del liderato
13 ene 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Espejismo con flashback. Pareciera que nada ha cambiado, dos temporadas después. El Dépor fue campeón de invierno de la temporada 2011-2012 y lo ha sido también esta campaña. En ambas, con solo cinco derrotas en su casillero. La diferencia, poco sutil, la ponen otros números y la competencia. Los puntos de hoy no le habrían colocado ni en puestos de promoción de ascenso hace un par de años.
Trabajo defensivo
Un gol cada partido y medio
Aquel equipo de Oltra ya insinuaba la losa que acabaría propiciando el despido del técnico un año más tarde. Marchaba líder con tres puntos de ventaja sobre el Valladolid y el Hércules, y 34 tantos a favor (solo el Elche y el Celta habían marcado más), pero no estaba entre los siete mejores en el apartado de tantos recibidos. Llevaba 23, más de uno por encuentro.
El parecido entre aquel Dépor y el de Fernando Vázquez empieza y acaba en su posición tras la primera vuelta. El del técnico de Castrofeito sería quinto por la cola en la tabla de dianas anotadas, pero tarda exactamente partido y medio en encajar un gol. Un logro en el que se compaginan nombres e ideas. Al mejor meta y la mejor pareja de centrales de la categoría les acompaña el trabajo solidario de todos sus compañeros.
Ese sacrificio se convirtió en la obsesión del cuerpo técnico blanquiazul durante la pretemporada y especialmente en la concentración monfortina. Allí no estuvieron tres de los cuatro hombres de ataque que entraron en el once contra el Girona (la presencia de Rudy fue testimonial). Tampoco Culio, Arizmendi o Luisinho. Con semejante panorama, Vázquez centró su trabajo en el terreno físico y las ayudas defensivas. El concepto de bloque ha pervivido para permitir asimilar sin novedad cualquier rotación. Incluso en un punto tan delicado como el de la pareja de centrales, que ha bailado hasta que Marchena culminó su puesta a punto para formar un dúo perfecto junto a Insua.
Capacidad de adaptación
Bergantiños como icono
Por ese eje de la zaga pasó un tiempo Alex Bergantiños. Fue mientras Marchena no terminaba de afinarse, Kaká sufría molestias y Wilk cubría el hueco en la medular. Pese a la falta de hábito, el de la Sagrada brilló como central. Y mantuvo ese nivel cuando su compañero polaco se sumó a la lista de bajas por sus problemas en el dedo de un pie. «Es el icono de este equipo», destacó Fernando Vázquez en una reciente entrevista en La Voz.
El jugador de campo que más minutos acumula en el Dépor esta temporada -solo se ha perdido 20 y ante Las Palmas una sanción lo apartará del once por primera vez- ejemplifica la capacidad de adaptación de la plantilla a las distintas propuestas del míster. Al pluriempleo de Bergantiños hay que sumarle el de Luisinho y Seoane (laterales o interiores), Arizmendi y Rudy (extremos o segundos puntas), Culio (mediapunta o extremo) o Juan Domínguez, al que Vázquez quiso convertir en sustituto de Valerón y que ha adaptado su posición sobre el césped para acoplarse al 4-1-4-1, 4-4-2 o 4-1-4-1, según el rival y el momento del partido.
En todos estos dibujos, el puesto de pivote defensivo ha resultado clave. Más allá de la recuperación, el desempeño de Bergantiños y Wilk han permitido las subidas de los laterales y las cada vez más frecuentes incorporaciones al ataque de los centrales. Alternativas fundamentales para mitigar el atasco ofensivo blanquiazul.
Opciones reducidas
Exprimir una plantilla corta
Los chicos para todo han resultado imprescindibles en este Deportivo, en el que los jugadores con dorsales por debajo del 25 son solo 18 e Insua es el único futbolista con ficha del filial y hueco en el primer equipo. Teles apenas ha contado, y aún menos Bicho o Dani Iglesias. David Gómez, Sidibé y Romay se han quedado en el Fabril, y Lemos acumula cuatro meses y medio lesionado. El grupo de chavales de Monforte no ha explotado y pese a la escasez de mimbres, Vázquez ha montado un líder.
Competición mediocre
Ningún equipo que destaque
La labor del míster se ha visto facilitada por el escaso nivel de los rivales. El Dépor ha sido el único equipo que ha alcanzado las diez victorias, y eso es menos de un triunfo cada dos partidos.