La nueva directiva deportivista anunció como uno de sus primeros acuerdos que en el futuro el presidente no percibirá sueldo alguno por desempeñar el cargo. La información se presenta como un avance en el funcionamiento del Deportivo, en donde surgirán más novedades por el adelanto de los sistemas de trabajo. Cobrar por ser presidente del equipo de fútbol de la ciudad fue uno de los más descarados inventos llevado adelante en el club coruñés. Y duró tantos años porque quien decidía tuvo falta de cordura y juicio. Resulta difícil entender cómo alguien puede mantenerse tantos años en la presidencia de un club de fútbol como en el gobierno de un país, aunque de todo hay.
Los cargos de representación en los clubes de fútbol siempre costaron dinero de su bolsillo a los elegidos. Menos al último mandatario del Deportivo, que llegó al cargo sin ser siquiera socio para, después, fijarse un sueldo que se anula por acuerdo de los nuevos directivos.
Hablando de directivos del Deportivo viene a la memoria el caso de Manuel Sánchez, un entusiasta deportivista que estuvo en la directiva que presidía Jesús Cebrián Brizuela, desde 1959 a 1964. Al regreso de un desplazamiento para jugar contra el Hércules de Alicante, como era costumbre rindió gastos a Manteiga, entonces jefe de contabilidad en el club coruñés. «No me pidas que te haga lista de los gastos. Tú me diste 20.000 duros del club. Yo llevaba quince mil míos. Esto es lo que me sobró del total. Tú hazme la cuenta». Unas cuentas en las que el delegado salía siempre perdiendo. Y más, cuando ganaba el equipo, pues surgían gastos extra por la invitación que reclamaban los jugadores.