Este punto es de oro si el domingo que viene el Dépor puntúa contra el Eibar. En este momento todos avalamos este gol de Borja Bastón, pero el día 18 valdrá de verdad si gana o empata, porque, ojo, obligará al Las Palmas a derrotar al Castilla. Le ayudaría a mantener la ventaja cuando quedarían solo nueve puntos por delante. Así, es un empate bueno por sí mismo y sabe a gloria por lo que significa.
El resultado es el mejor bagaje del equipo coruñés en Mendizorroza, donde le costó dar los pasos adecuados para ganar. Por cómo avanzó el partido no se podía decir que el Deportivo fuese a perder, pero tampoco que fuese a ganar. Fue un bloque solidario, no se descompuso, no fue agresivo ni hizo faltas, pero fue un armario muy solido. Pudo llegar el gol, pero también pudo no llegar. La dinámica del partido respondía a que si era capaz de no encajar, podía ganar, pero si le marcaban , necesitaba una pizca de suerte para empatar. Y hay que reconocer que la tuvo.
Lo que más me gustó fue la banda derecha de Sissoko y Seoane. Tuvieron momentos muy buenos, especialmente los veinte minutos antes del descanso. El Dépor dio entonces un salto adelante. Ambos desbordaron, Sissoko provocó la tarjeta de Manu, el mediocentro del Alavés, que ya no jugó igual, y metió tres balones entre líneas que en esta categoría pocas veces se ven.
En el segundo tiempo el Dépor fue a peor y estuvo soso, pero el Alavés no lo cogió nunca al contragolpe. Y en el último suspiro disfrutó de esa dosis de fortuna propia de los campeones.