Insiste en que la plantilla tiene talento y que no la cambiaría. Y eso que, según asegura, se confeccionó con menos dinero del inicialmente previsto.
-A pesar del talento que usted destaca, no parece que esta plantilla valga 15,3 millones de euros, que es el tope salarial.
-Veamos. De esa cantidad hay que descontar el coste del filial, el cuerpo técnico, ajustes que hace la Liga y al final solo hemos podido invertir 10,5 millones de euros en la plantilla, cifra muy inferior a la de anteriores temporadas. Creo que es justo destacar la gran labor realizada por la secretaría técnica que forman Richard Barral y Ernesto Bello.
-Y con tan poco dinero no le parece una frivolidad ir a por Mitroglou, Ramis, Zuculini, Bojan...
-Todos entraban dentro de nuestro presupuesto porque eran futbolistas que querían relanzar sus carreras en el Dépor. Y eran todas posibilidades reales. Pero no las únicas. Quizá el que más cerca estuvo fue Zuculini. Un día se comprometió con Víctor Fernández; a los dos días, Tino iba en coche camino de cerrar el contrato y recibe una llamada diciendo que al final no quiere venir. Ayala lo sedujo y no pudimos hacer nada.
-Una promesa de campaña fue la de revitalizar la cantera y en verano se deja a Bicho irse al Barça a prueba dos años antes de que el club catalán decida si se queda con él. ¿No es una contradicción?
-No está a prueba de nada. Tiene contrato de cesión de dos años, con obligación de jugar en el Barça B. Es jugador juvenil de tercer año. El Dépor gana que, en lugar de cedérselo a un Segunda que puede jugar o no, lo hacemos al Barça, que seguro que se forma en el mejor filial del fútbol español, en donde va a crecer como jugador. Al cabo de dos años, nos sentaremos en la mesa. El Barça paga cada año por la cesión con objetivos. Y si no lo quiere vendrá revalorizado. Y si se queda con él será pagando una cantidad importante que por contrato no se puede desvelar. Bicho no tenía sitio en Primera y la Tercera o Segunda B le quedaban pequeñas. Fue lo mejor.
-En la reorganización de Abegondo, le acusaron de falta de tacto en el despido de los entrenadores.
-No voy a entrar en ese juego. Que no cuenten nada o cuenten la verdad. Nadie les preguntó cuando entraron, pues igual cuando salen, que no monten lío.