El prestigio es una condición que resalta las buenas cualidades. Tener prestigio se aplica al crédito de quienes se muestran con una tranquilidad orgullosa que les anima a conservar esa virtud que, lamentablemente, no brilla en todos los sectores, como por ejemplo, en el fútbol donde la falta de prestigio es notoria. Dicho de otro modo: interesa más el triunfo, que analizar de manera objetiva la forma en que se alcanza, porque entonces se habla sin tener en cuenta el prestigio.
Hace años, empezando en la profesión, me advirtió un amigo: «Lo más importante es el prestigio. Conservarlo permite sentirse con autoridad y los demás creerán en ti». Mi amigo, que vive y goza de buena salud, conserva aquel prestigio que me recomendó hace ya tantos años que perdí al cuenta pero no olvidé la frase: «Repito que el prestigio es lo más importante y no se compra, quizá por esto se echa tanto en falta».
En el fútbol, esa notable ausencia se cubre en muchas ocasiones gracias al marcador favorable. Cuando no es así, pueden escucharse declaraciones como las de Johan Cruyff tras la derrota azulgrana ante el Celta: «Da pena ver como el Barcelona está perdiendo prestigio a nivel mundial».