El Deportivo no ganó, pero tampoco perdió frente a la Real Sociedad, rival que habíamos señalado a lo largo de la semana entre los adversarios que más dificultades plantea en sus visitas a campos coruñeses: tanto en el viejo Riazor, como ahora en el estadio. Este temor se mantuvo latente durante el primer tiempo del partido de anteayer, porque en el segundo resurgió el Deportivo y rondó una victoria que nadie hubiese calificado de injusta. Quiere decirse que el partido tuvo un desarrollo muy igualado, analizando el juego de los equipos en uno y otro tiempo.
El marcador final (0-0) no nos dejó satisfechos, porque al jugar en casa parece obligado ganar, salvo si el visitante es un Barcelona o un Madrid. El empate deja claro que el equipo coruñés está obligado a superarse en futuras jornadas. Un cálculo aritmético (?) que en el fútbol carece de lógica daría a entender que 10 puntos, en doce partidos, es un promedio insuficiente para la permanencia, señalada en pasadas Ligas en 42 puntos para evitar el descenso, un trago muy amargo sufrido por la afición coruñesa en otras temporadas. Para que no se repitan, tampoco basta con no perder, sino que habrá que superar ese escaso balance registrado hasta aquí. Esto quizá no se conseguirá el domingo próximo, en Madrid frente al Atlético, pero creemos obligado hacer la advertencia empezando por superar esa media de un solitario gol por partido.
No perder es tolerable, en ocasiones, pero ganar resulta muy necesario.