El equipo volvió a fallar en los últimos metros y sumó su cuarto partido sin marcar
07 dic 2014 . Actualizado a las 16:13 h.El Dépor sigue sin encontrar el camino hacia el gol. Da igual el sistema que utilice Víctor Fernández o los hombres que alinee. Incluso en los momentos en los que el equipo combina y muestra profundidad, es romo en los últimos metros. Ayer sumó su cuarto partido sin marcar. En total 370 minutos. Este Dépor necesita un delantero como agua de mayo. De lo contrario, el descenso puede estar más cerca de lo esperado.
Infortunio
Kameni y el palo desbarataron las ocasiones creadas por los gallegos. El estado de forma exhibido ayer por Kameni fue decisivo para que el Deportivo no lograra, al menos, un punto frente al Málaga. El portero camerunés salvó a su equipo en varias ocasiones, con manos insospechadas cuando Riazor cantaba el gol. Y cuando no llegó, pues ahí se encontró el conjunto gallego, en concreto Cavaleiro, con el palo para rechazar un disparo. Así que ayer a la falta de gol que en sí ya tiene el Deportivo se unió un insuperable meta rival.
Mentalidad
El equipo se sobrepuso a un penalti fallado y un gol encajado. El inicio no pudo ser más desesperanzador para el Deportivo. A los doce minutos Iván Cavaleiro falló un penalti y diez después recibió un gol de un Málaga que hasta ese instante no había tirado a portería. Esas dos acciones, que pueden tumbar a cualquier equipo, no lo hicieron con el Dépor, al menos de ánimo, porque el conjunto blanquiazul se sobrepuso y fue a por el partido. Bien es cierto que con más corazón que cabeza.
Esperanza
Tras el descanso, el Dépor asumió el peso del partido y trianguló con sentido. Con 1-0 en contra, Víctor Fernández soltó lastre. Sentó a un defensa y metió un extremo. Y el equipo dio la cara. Comenzó a triangular con mayor sentido y ofreció los mejores minutos del partido. Pero no fue suficiente para imponerse a un Málaga que tenía en Kameni su seguro de vida.
Postiga
Mucho trabajo, mucha pelea, pero mal en los últimos metros. Nadie le puede discutir que trabaja como pocos. Baja al medio del campo cuando las circunstancias lo requieren, es el primero en defender los córneres de los rivales, y se pega con quién haga falta en los balones aéreos que sortea la zaga o el portero deportivistas. Sin embargo, cuando se trata de rematar a puerta, la ineficacia del delantero portugués es mayúscula. Cierto que ayer tenía a un sensacional Kameni enfrente, pero lo cierto es que solo le detuvo un disparo. Por arriba no vio una en la meta.
Desesperación
El deseo de igualar el partido creó muchas distancias entre líneas. Los minutos pasaban, el Dépor no empataba y el equipo se hizo cada vez más largo. Eso motivó varias contras del Málaga, desbaratadas por la zaga o el portero en los últimos metros.