El Dépor recibe a un rival directo por la salvación, con ultimátum al entrenador y en plena crisis social
15 dic 2014 . Actualizado a las 16:07 h.La presión anida esta noche en Riazor. Mucho más que tres puntos se juegan en el choque más trascendental de los que el Dépor ha disputado. Desde luego, se trata de toda una final por la permanencia. Se acabaron las excusas frente a un Elche que, si se lleva los tres puntos, empujaría a los coruñeses al farolillo rojo y a una crisis deportiva cuya primera consecuencia estaría cantada. Víctor Fernández se juega el puesto tras agotar el crédito con el que fue fichado poco antes de la pretemporada. Y todo aderezado por un ambiente social enrarecido y que la pasada semana se decantó antes por la crítica que por la paciencia, a rodar cabezas que a sostener la apuesta.
Así, en pleno diciembre, con cinco meses de campeonato por delante, el partido conjuga un tutti frutti de sabores: una final por la permanencia, un ultimátum en el banquillo y un termómetro para medir la madurez y la responsabilidad de la hinchada que nunca se rinde. La guinda a la situación llega de la mano de una plantilla repleta de dudas, donde el funcionamiento colectivo parece acusar ya la sucesión de partidos sin ganar (siete, incluido el de Copa) y el frío que atenaza a los ocupantes de las últimas plazas de la clasificación.
Vuelta de Fariña
Así, al cabo de más de un mes de baja, el regreso de Fariña se retrata como la solución a todos los males sobre el terreno de juego. El argentino se erige por juego (descaro para el uno contra uno y olfato de gol) y carácter en un jugador imprescindible en este momento, por lo que Víctor Fernández parece dispuesto incluso a variar el esquema para acomodarlo a su puesto natural, la mediapunta. Así ha ensayado durante esta semana.
El Dépor regresaría así a la línea de cuatro defensas, con Sidnei (aquejado de molestias en los últimos entrenamientos) e Insua como pareja de centrales. Wilk y el discutido Medunjanin actuarían en el mediocentro, mientras José Rodríguez y Cavaleiro, todo derroche y empuje, actuarían en las bandas. La mayor novedad llegaría en ataque, donde Toché podría relegar al banquillo a Postiga por primera vez en la temporada.
El Elche, que ha concedido al menos dos goles en seis de sus siete partidos como visitantes, acude dispuesto a pescar en río revuelto, en la primera final de la temporada para el Dépor.