La incorporación de Saúl García a la disciplina herculina supone una ruptura con lo que había sido la política de fichajes del club en los últimos años
01 ene 2015 . Actualizado a las 13:57 h.El pasado lunes 29 de diciembre, el Deportivo sorprendía a los aficionados con el anuncio de su primer fichaje invernal, con la llegada del lateral cántabro Saúl García procedente del Racing de Santander y que firmaba para las próximas cuatro temporadas.
El club llevó las negociaciones con mucha discreción, sin que se hubiese filtrado nada en los medios de comunicación hasta que se hizo el anuncio oficial. Más allá de las formas en las que se gestó el fichaje, el anuncio de la contratación de Saúl García supone también la constatación de una operación alejada de los cánones por los que se había regido la dirección deportiva deportivista en materia de fichajes en estos últimos años.
Acostumbrados estas últimas temporadas a acudir al mercado de invierno para reforzar el equipo, no resulta extraño ver la llegada de futbolistas en este período invernal, pero sí lo es que dicho refuerzo llegue en calidad de traspasado. En la última década, el conjunto deportivista tan solo había fichado a cuatro futbolistas en propiedad en el mercado de invierno. Dos de ellos llegaron en el último mercado y permanecen en la plantilla; Lopo y Toché, mientras que el tercero llegó en el mercado invernal de 2013, fue Paulo Assunçao, que llegó procedente del Sao Paulo y, pese que había firmado por tres temporadas, apenas permaneció seis meses en el equipo.
Para encontrar al cuarto jugador que llegó en propiedad en mercado de invierno hay que remontarse a la temporada 2004-2005, cuando el Dépor pagó cinco millones de euros al AC Milan para hacerse con los servicios de Fabricio Coloccini.
Pero además de por ser una cuestión de traspaso a título definitivo, las características del jugador también suponen una ruptura importante con los movimientos que había realizado el Dépor en el mercado en los últimos años. Y es que el conjunto herculino nunca se ha caracterizado por apostar por jóvenes promesas españolas sin experiencia en Primera División, entre otras cosas por la difícil coyuntura económica que vive el club y que imposibilita casi cualquier apuesta que conlleve un desembolso económico.
De Verdú a Saúl
De hecho, en la última década, de las más de 100 incorporaciones llevadas a cabo por el club, tan solo ocho futbolistas coinciden con el perfil de Saúl García, es decir, pasaporte español, juventud y sin experiencia en la Primera División. Hubo un tiempo en el que Lendoiro y el Dépor sí miraron a este perfil de futbolistas, fue en la época del «Baby Depor» dirigida por Joaquín Caparrós, en la que los herculinos dieron la oportunidad a futbolistas que entonces prometían y que no habían tenido su oportunidad en la élite. Así, llegaron jugadores como Cristian Hidalgo, Joan Verdú, Antonio Barragán o Adrián López. En el caso del lateral andaluz el desembolso del club fue importante, cerca de 2´2 millones de euros, mientras que en el caso del asturiano la cifra fue mucho menor, cerca de 200.000 euros.
Tras esa etapa llegarían en 2007 los fichajes de Aythami Artiles procedente de Las Palmas y de los guardametas Manu Fernández y Felipe Ramos -este último incorporado en 2010-, todos ellos aunaban juventud y falta de experiencia en Primera, casos aislados entre una maraña de jugadores que entraron y que salieron del club en el último lustro. Ninguno de ellos pudo consolidarse en el equipo e incluso, Felipe Ramos, no llegó siquiera a debutar en partido oficial con la camiseta herculina.
Por todo ello, Saúl García supone un fichaje expectante para la hinchada blanquiazul, la de un futbolista prometedor, con toda la carrera por delante y que llega en propiedad a un club necesitado de referentes dentro del campo.