La cuesta de enero, tal como sucede en todas las temporadas a estas alturas de la Liga, aprieta más y más a cada jornada que pasa. Y todavía falta otro tanto de campeonato para conocer un desenlace que viene agobiando a los seguidores de los equipos en peligro. Tal inquietud reina también en el deportivismo más sensato, ese que no se deja engañar por los buenos deseos, sino que quiere realidades. Así pasan los días con el calendario de fútbol al alcance de la mano, tratando inútilmente de saber (?) lo qué aguarda el futuro más inmediato (y no me refiero al Barcelona como próximo rival, en Riazor).
La Liga está entrando donde le cierran el camino a todo aquel equipo que se va destacando como rival, sobre todo en la lucha por alejarse del descenso. Por si fuera poco el alboroto en los últimos puestos, llegó el Elche a San Mamés y armó la marimorena con el 1-2 del campo bilbaíno que complica todavía más a otros candidatos al descenso.
En Primera, si intentamos un análisis objetivo (?) la impresión indicará que ese estudio deja claro que, en estos momentos están en peligro aquellos equipos que siguen al Eibar, en una procesión que siembra gran preocupación. En esa larga fila aparecen el Espanyol, Real Sociedad, Athletic de Bilbao y un Deportivo que el próximo domingo recibirá en Riazor, si no al más difícil rival, uno de los dos, como bien saben los aficionados. De este partido tiempo hay por delante para hablar.