Mucha expectación, pero el partido no respondió al interés despertado. Y si no lo hizo fue porque el marcador se inclinó muy pronto del lado del Barcelona.
Apenas iban 10 minutos cuando Messi desniveló el tanteo, y que esto sucediera tan pronto provocó la desilusión de un sector de esos seguidores deportivistas que acuden a los partidos con la esperanza de que su equipo se vea favorecido por un golpe afortunado que le sitúe en situación de seguir confiando en evitar la derrota. Pero esto fue algo que empezó a difuminarse con el 0-1 de Messi, que aumentaría el argentino con el 0-2 superada la media hora de juego. Y, antes del final de la primera parte, anotamos una sola ocasión de gol para los coruñeses. Sería a cargo de Cavaleiro, en el minuto 25, cuando un empate hubiese influido en mejorar los ánimos del Deportivo.
Pero no hubo tal recuperación. Si en el primer tiempo los del Barcelona marcaron dos goles, en el segundo serían otros dos, aunque el cuarto se debió a un balón desviado por Lopo que Sidnei acabó mandando al interior de su propia portería. Total, un 0-4 que tampoco deberá alterar a un Deportivo que suponía que esto podía suceder.
Evitar descuidos
No es en esta clase de encuentros donde el equipo coruñés deberá encontrar la necesaria subida de algunos puestos en la clasificación. Tal como está la tabla, cualquier descuido se puede terminar pagando con el descenso, algo que hay que evitar a toda costa. Perder frente al Barcelona era algo que se temía tan seriamente que puede decirse que estaba escrito, aunque el 0-4 nos parece exagerado. Pero esto tampoco tiene más importancia, siempre que no influya en los ánimos de los hombres de Víctor Fernández en quien, ahora más que antes, recae la obligación de conseguir que no cunda la desmoralización en el conjunto herculino.