Sucedió lo que se temía. Precisamente ese temor me llevó a confesar antes del partido que no sentía ganas de hablar del Barcelona, cuya visita a Riazor sembró un peligro que urge desterrar. Decir que el 0-4 se debió en un alto porcentaje al sensacional partido de un solo hombre, Messi, que en poco más de media hora dejó resuelto un encuentro que había llevado al estadio coruñés a más de 25 mil aficionados atraídos por el cartel de varios jugadores del Barcelona, con Messi al frente. El argentino superó anteayer las actuaciones de futbolistas de talla mundial vistos en el mismo estadio, que van desde Amancio o Luis Suárez al que ustedes quieran, llámense Pelé o Di Stéfano, ambos también de una calidad fuera de serie. Pero lo de Messi «es algo que no está en los escritos del fútbol», como diría el paisano. La Voz llevó ayer al titular de Deportes una frase que lo decía todo: «Rendidos a la evidencia», como así sucedió en este encuentro que no será olvidado por los buenos aficionados aunque tengan cargada su memoria de otros grandes partidos jugados en Riazor.
Pero dejemos el triunfo del Barcelona y pasemos a llamar la atención del deportivismo ante la próxima cita del Deportivo, también en casa, frente al Granada. Dejemos al Barça que va por arriba y empecemos a pensar en lo último de la clasificación, precisamente donde está el Granada, viejo y duro rival para el conjunto coruñés ya en los tiempos del desaparecido campo de Riazor.
Tiempo hay por delante para hablar del equipo andaluz que marcha de colista de la clasificación, sabiendo que son tres equipos los que descenderán. Pero en el fútbol esto no se toma en serio hasta que la amenaza se agiganta de tal manera que ya resulta imposible evitar las consecuencias, algo que el Deportivo debe tener muy presente.
Messi superó las actuaciones de futbolistas de talla mundial vistos en el estadio coruñés