Nada menos que en 25 ocasiones intentaron los deportivistas conseguir el ansiado gol frente al Almería, según contabilizó Xurxo Fernández como importante dato informativo que llevó al titular de su comentario de ayer, en La Voz de Galicia. Veinticinco veces con el balón pisando terreno muy próximo a la meta contraria, sin acertar a sacar provecho de ello. Es para preocuparse, y recordar la frase tan manida de la que se echa mano cuando no se gana: «No tuvimos suerte». Tal justificación (?) es muy repetida en el fútbol cuando se pierde, ocultando los fallos propios que, sin duda, influyeron más que la mencionada «mala suerte».
«Nos faltó el último pase», se lamentó Víctor Fernández y, en el fondo, no le falta razón porque un profesional del fútbol puede fallar una, dos, o más ocasiones de hacer gol, pero no es de recibo que se malogren, una tras otra, tantas ocasiones como viene desperdiciando el Deportivo. Ignoramos la solución, pero salta a la vista de que algo tendrá que hacer el entrenador, acuciado por la necesidad de ver como el equipo marcha por el campeonato carente de eficacia. No es suficiente que sus hombres lleguen con el balón al área contraria, pues allí es donde hay que saber qué hacer con el esférico.
Una docena de partidos
En Almería pudo verse cómo los coruñeses, ya antes de entrar en la zona en la que se fabrica el gol, en lugar de continuar el ataque optaban por bombear la pelota, eludiendo la jugada individual para desarbolar al adversario que les cerraba el paso. Es un problema que resulta preocupante porque ya son una docena (12) los partidos en los que «el último pase» viene fallando de principio a fin. En ese pase está precisamente el secreto para ganar los partidos.