
El Deportivo extremará las precauciones hasta el total restablecimiento del central, que ya había sufrido golpes similares al del domingo en otros clubes
05 ene 2016 . Actualizado a las 12:22 h.El pundonor y la garra han provocado no pocos dolores a Arribas, cuyo fútbol parece contar con un imán para los golpes. El central del Dépor sufrió en el partido del pasado domingo un leñazo en la cabeza que primero lo conmocionó, le provocó lagunas mentales a lo largo del partido y finalmente le obligó a acudir a un hospital para ser examinado de urgencia. No es la primera vez, ni mucho menos, que el bravo central sufre un episodio similar. Es más, a lo largo de su trayectoria en la élite ha padecido otros golpes y encontronazos que retratan a un futbolista duro como una roca, al tiempo que competitivo y profesional, hasta el punto de estar dispuesto a partirse la cara por las diferentes camisetas que ha defendido.
Solo así se puede entender que ayer por la mañana tuviese fuerzas y dejase atrás los escrúpulos para entrenarse junto a sus compañeros y hasta pelotease con normalidad junto ellos, como si de otra sesión más de recuperación se tratase. «Me encuentro bien», aseguró antes de retirarse a los vestuarios, aún con la cara marcada por el fortísimo trompazo que le propinó el portero del Villarreal y que el árbitro Fernández Borbalán no consideró penalti.














En cualquier caso, el Deportivo evitará correr riesgos con el futbolista, que no jugará el partido de octavos de final de Copa de mañana y solo se entrenará mientras continúe sin molestias y las pruebas insistan en que no padece problema alguno.
En cualquier caso, esta situación no es nueva para Arribas, de quien a los 26 años un rápido repaso por su carrera permite encontrar más contusiones y cardenales. En el partido de su debut con el Sevilla tuvo que abandonar el terreno de juego en los últimos minutos tras recibir un cabezazo fortuito de un rival. Según cuentan las crónicas de aquel 9 de noviembre del 2014, pese a los deseos del defensa por volver al terreno de juego tras permanecer conmocionado algunos minutos, los médicos impidieron que volviera al césped y, una vez acabado el partido, lo trasladaron a una clínica, donde pasó la noche en observación. «Cuando me van a asistir estaba un poco grogui, no me acordaba de lo que había pasado, no sé cuándo me desplomé ni nada... No me acordaba del gol del Levante, porque fue después del golpe. Lo tuve que ver por la tele», dijo entonces.
Curiosamente en aquel estreno de Arribas también resultó lesionado su compañero Fernando Navarro, quien tuvo que recibir seis puntos de sutura por una brecha en la cabeza que le hizo acabar aquel choque con un casco.
Cuatro vértebras
Un año antes, el 31 de marzo del 2013, cuando militaba en las filas del Osasuna, el central tuvo que pedir el cambio a los dos minutos de la segunda parte de un partido en Valladolid tras un nuevo golpe en la crisma con Manucho. Y el 2 de octubre del 2011 en un partido entre el Rayo y el Racing de Santander en El Sardinero Arribas, que había pasado en dos años de Tercera a Primera, se lesionó al borde del descanso por culpa de un golpe en la zona lumbar. Después de que se le practicase un TAC se le diagnosticó la fractura de cuatro vértebras lumbares.