Los herculinos no se amilanaron ante el Celta ni jugando con diez y pescaron un meritorio empate
03 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.Dicen los profesionales que tales son las ganas con las que los futbolistas encaran los derbis, incluso aquellos en los que apenas hay nada en juego, que las diferencias que puedan existir en un momento determinado entre dos equipos se reducen al máximo. Las condiciones se igualan y cualquier resultado puede darse.
Y el Deportivo volvió a demostrar esa máxima ayer en Balaídos. El conjunto coruñés saltó al césped del municipal vigués sin ningún tipo de complejo. Los doce puntos que separaban a ambos en la clasificación no parecían tales y afrontar el duelo en territorio enemigo tampoco amilanó a los blanquiazules.
Adversidades
Ni siquiera le temblaron las piernas a los coruñeses cuando se enfrentaron a las adversidades de ver cómo Germán Lux abandonaba el campo antes de tiempo lesionado o cómo Arribas veía la roja cuando todavía quedaban muchos minutos por jugar. Y qué decir del momento en el que Sidnei abandonaba el campo cojeando. Ni ahí hubo dudas. Se vio el Deportivo más sufridor. El más guerrero. Ese que nunca se rinde. El que aprieta los dientes y da la cara. Y el premio fue un empate que, si bien aritméticamente no significa mucho, sí tiene un mérito y valor moral enorme.
Apuestas
Víctor salió con dos apuestas arriesgadas. Y las dos le funcionaron. Sidnei marcó jerarquía en el centro de la defensa y, hasta el momento en el que tuvo que retirarse lesionado, cuajó un muy buen partido. En cuanto a Borges, aunque acabó diluyéndose, hizo una gran primera parte y marcó el tanto que hizo soñar al Deportivo con la victoria.
Además del regreso de Sidnei, la alineación de Víctor presentó otra novedad con relación a la última. Apostó por la velocidad y descaro de Fede Cartabia en detrimento de un Cani que contra el Levante estuvo a un alto nivel. Y también en este caso acertó el técnico madrileño, pues el argentino fue un incordio para la defensa celeste. Además de asistir en el gol a Borges, provocó tarjetas y resultó muy molesto para los locales.
Fede metió la velocidad que el Dépor quería para hacer daño en la débil defensa celeste, que volvió a hacer aguas. Y eso casi permite al Dépor ponerse en el marcador con 0-2, cuando Luis Alberto controló en la frontal, se metió en el área, pero entre que fue agarrado por un rival y que se lio en exceso con el balón no acertó a marcar. La siguiente jugada, gol del Celta, lesión de Lux... Y a sufrir. Pero ahí, el Dépor tampoco cedió.
Las claves
¿Fue valiente el Deportivo en Balaídos?
De inicio, el conjunto coruñés saltó al campo para tutear a un Celta al que no se le veía cómodo en el partido. Buscó el partido sin ningún tipo de complejos y cuando las cosas se le pusieron en contra no dio un paso atrás, sino que siguió firme a su idea de juego.
¿Notó el equipo la retirada de Lux antes del descanso?
No. Cierto que en los primeros instantes que saltó al campo Manu se mostró un tanto nervioso. Salía en frío y la responsabilidad era alta. Pero en la segunda parte, los jugadores dieron un paso al frente y asumieron mayor responsabilidad para que Manu se sintiera cómodo.
¿Valió la pena apurar el regreso de Sidnei?
El tiempo que estuvo en el campo rindió a un gran nivel. Mostró jerarquía en el campo. Se entendió a la perfección, primero con Arribas y posteriormente con Navarro. Incluso casi marca un gol. Sin embargo, habrá que ver el calibre de su recaída, si es un precio excesivo.
¿Resultó determinante la actuación arbitral?
Hubo dos acciones que pudieron determinar el dirimir del partido. La primera un agarrón a Luis Alberto dentro del área en la acción anterior al gol del Celta. La segunda fue que pudo haber mostrado la segunda cartulina amarilla a Wass por un manotazo a Navarro.
¿Qué sensación deja el conjunto coruñés y el resultado?
La sensación que queda entre los aficionados tras el empate cosechado en el estadio municipal de Balaídos es muy buena, porque el Dépor no le perdió la cara al partido. Tuvo todo en contra y supo arañar un empate que la afición celebró casi como si fuera un triunfo.