La entregada afición blanquiazul acabó imponiendo su voz en El Molinón
06 mar 2017 . Actualizado a las 17:16 h.A recibir al equipo al hotel fueron veinte. Cuando el plantel llegó al Molinón ya eran un par de cientos los que esperaban, bufandas al viento. En el momento de saltar al campo, a solo cinco minutos del arranque del choque, unas 1.300 gargantas infiltraron el «Dépor, Dépor» entre la letra del himno del Sporting que cantó a capela casi todo un estadio abarrotado. En una esquina del recinto, el blanquiazul rompía la monotonía rojiblanca y la afición coruñesa afinaba para que el conjunto visitante no se sintiera forastero.
La mayoría de quienes poblaban el rincón se habían metido más de tres horas de bus antes de que el sol saliera en A Coruña movidos por la necesidad de compañía de su equipo en Gijón. Y el plantel deportivista no se sintió solo ni un minuto, pese a que sus seguidores estuvieran en clara minoría. Los cánticos más habituales en Riazor se escucharon esta vez bien alto lejos de casa para festejar los mejores momentos del equipo y ayudarle a recobrar el ánimo cuando el Sporting lo acorralaba, ya en la segunda parte.
El primer momento de euforia se vivió con el gol de Mosquera, celebrado con suspense tanto por el futbolista como por la grada, debido a los ininteligibles gestos del árbitro. Después, el héroe pasó a ser Lux, aclamado desde el fondo contrario a su portería tras la enorme intervención que salvó los tres puntos para la escuadra de Pepe Mel.
Concluido el choque, el plantel al completo se dirigió a la esquina para devolver aplausos y regalar algunas camisetas en agradecimiento por la entrega. Ya con la afición local en desbandada, volvió a escucharse alto y claro: «Dépor, Dépor».
Dos ultras detenidos y una herida tras una carga policial cerca del Molinón
Aunque el comportamiento de la gran mayoría de los aficionados que se desplazaron ayer a Gijón para ver el partido del Dépor fue ejemplar, sí hubo que lamentar incidentes a las puertas del estadio de El Molinón, coincidiendo con la llegada del autobús en el que viajaban varios ultras blanquiazules.
Cuando estos bajaban del vehículo se dirigió a ellos un radical del Sporting que iba en silla de ruedas y empezó a increparles, derivando el cruce de insultos en un altercado en el que tuvieron que intervenir las fuerzas de seguridad. La carga policial que se produjo a la puerta del estadio concluyó con dos ultras del Dépor detenidos y una herida.