Está claro que todos estamos preocupados porque el Dépor no reacciona, no es capaz de cambiar el rumbo por muchos giros de timón que se den. Al mismo tiempo, quiero ver que hay una realidad: también es cierto que quedamos cuatro equipos en el pozo. Uno se salvará y los otros perderán la categoría. Tenemos que pelear todas las opciones que nos queden, no hay que entregarse antes de tiempo. Muchas veces, un giro de timón no ayuda a que te estabilices, sino al contrario, te sumerge en mayor zozobra. Cuando digo esto me refiero a estos dos partidos que el Dépor ha intentado multiplicar sus prestaciones ofensivas con más atacantes en el campo, y pienso que ha conseguido lo contrario. Vemos un equipo sin frescura arriba, sin hacer daño al rival y con la misma fragilidad defensiva de antes. Cuanto más delicadas están las cosas, hay un dicho que se puede aplicar ahora: de un problema no hagas dos. Para mí el problema del Dépor siempre fue de estructura defensiva y no ofensiva.