La tercera oportunidad de Bakkali

TORRE DE MARATHÓN

GONZALO BARRAL

El belga, mejor deportivista contra el Alavés, pugna por convencer a Seedorf tras desaprovechar la confianza inicial que Mel y Cristóbal le habían dado

19 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Sin medias tintas. Bakkali, de 22 años, o encanta u horroriza. Es como ese par de zapatos caros que compras encantado y que pones feliz los primeros días, pero que luego descubres que se manchan mucho, y que además no sientan tan bien como pensabas, y que hasta te hacen un poco de daño. Así que acaban en el fondo del armario. El extremo belga protagoniza una trayectoria oscilante en A Coruña. Los tres entrenadores que ha conocido lo han señalado siempre entre sus preferidos al principio y le dieron entrada en el once sin titubeos. Mel lo alineó de titular en tres de las cuatro primeras jornadas, Cristóbal en las tres primeras y Seedorf confió en él contra el Betis y también el sábado pasado frente al Alavés, cuando se destacó como el mejor en otro mal partido del Deportivo. En cambio, este viernes (21.00 horas, beIN LaLiga) no podrá recibir al Espanyol por sanción después de recibir la quinta amonestación de la temporada, pero Bakkali ya podría haberse jugado la última baza para convencer al técnico de su importancia en la alineación deportivista.

En Mendizorroza disputó su decimoquinto partido. Cedido por el Valencia hasta final de temporada, ni en Mestalla ni en Riazor ha plasmado aquellas promesas de jugador decisivo y vital que apuntaba cuando saltó a la fama en el PSV Eindhoven holandés. Pero en su noveno partido de la temporada como titular, la oportunidad más trascendental para que su equipo se reenganchase a la Liga frente a un rival directo, se destacó como el deportivista más peligroso y hasta estrelló un nuevo disparo en el poste en medio de la alarmante sequía de ideas y ocasiones blanquiazul. Todo un aviso de lo que ahora puede echar en falta su equipo.

Criticado por su afán individualista buena parte de la temporada, Bakkali se convierte ahora en un bien escaso para el Dépor. Dinámico, de los pocos que se sustraen de la dramática situación clasificatoria y siguen encarando al adversario para tratar de regatearlo, a su llegada Seedorf apeló a las cualidades del belga para insuflar colmillo y descaro en medio de la tempestad. Pero dos palos en las dos últimas jornadas le impidieron convertir en puntos la apuesta. Fueron apenas unos centímetros de mala suerte y el lastimoso desplome de sus compañeros de ataque.

Su caso se revela parecido al de Valverde, quien entre octubre y noviembre dispuso de oportunidades para demostrar su valía. Sin embargo, quedó siempre la duda de si el uruguayo se encontraba mermado por no haber encontrado aún su posición ideal en el campo. Ni por la derecha, ni por la izquierda, ni como centrocampista avanzado, ahora Seedorf parecía confiar en él como mediocentro de referencia por delante de la defensa, pero el deportivista se lesionó a los pocos minutos. Queda el impulso de Bakkali.