El salvador pacto del Manjar

TORRE DE MARATHÓN

KOPA

Varios protagonistas de la reacción del Dépor en el 2008 recuerdan la reunión mantenida con Lotina en el restaurante coruñés, que sirvió para instaurar la defensa de cinco y un cambio radical

20 feb 2018 . Actualizado a las 20:14 h.

Hace poco más de diez años, el Deportivo vivía una situación parecida a la actual. Ocupaba la penúltima plaza en la tabla, con 17 puntos tras 20 jornadas (los mismos que ahora con 23), a cinco de la salvación. La escuadra blanquiazul acababa de perder en Almería por 1-0 y Miguel Ángel Lotina buscaba un golpe de efecto.

Fue entonces cuando habló con sus jugadores y los citó para almorzar en el restaurante El Manjar. Quería analizar la situación, intercambiar opiniones y buscar soluciones. A la reunión lo acompañó Ribera, por parte del cuerpo técnico, y en representación de los jugadores estaban Manuel Pablo, Valerón, Sergio, Lopo, Riki y Juan Rodríguez. En el transcurso del encuentro se llegó a la conclusión de que había que apretar en defensa y que la zaga de cinco podía ser una buena solución. Así se selló el pacto del Manjar.

«El míster quería saber lo que pensábamos para, entre todos, darle una vuelta de tuerca a la situación. Se hablaron muchas cosas. No es, como llegó a decirse, que los jugadores le impusiéramos nada. Solo analizamos lo que estaba pasando y concluimos que había que asegurarnos más atrás. Se habló de la defensa de cinco, pero como una opción. Luego fue Lotina el que estudió la posibilidad y dispuso el orden táctico», explica Sergio, aún capaz de visionar perfectamente la imagen: «Me veo como si fuera ahora sentado allí con el míster enfrente en una mesa del Manjar», explica.

Aquella reunión, más allá de la anécdota, sirvió para que el equipo despegara. En los diez siguientes partidos sumaría 8 victorias, 1 empate y solo perdería un partido. Entre los triunfos destacan el cosechado ante el Madrid y el Barcelona. «Todos teníamos claro que había un problema defensivo. Se corrigió y confluyeron una serie de circunstancias como que jugadores que no estaban rindiendo al nivel esperado dieron un paso al frente, llegó Wilhemsson... Y los resultados también ayudan. Enganchamos algunos buenos resultados y luego recuperamos la confianza perdida», subraya Manuel Pablo.

Para Lopo, otro de los participantes, lo más importante era «salir de la dinámica negativa que arrastrábamos». Y se explica: «El míster metió nuevos jugadores, cambió a alguno de posición, dio un giro a todo... Hizo una especie de borrón y cuenta nueva. Y eso sirvió para reengancharnos».

El primer encuentro de aquella racha positiva fue en Riazor contra el Valladolid, con una previa de la afición yendo a animar al equipo al hotel de concentración: «El ambiente había sido tremendo. La gente fuera del hotel dándonos ánimo. Luego en el campo no pararon ni un minuto de animar... Cuando te encuentras así, eso te lleva a dar más aún de lo que puedes», enfatizan los protagonistas.

Entre los futbolistas que con el cambio tuvieron más oportunidades está Antonio Tomás, que recuerda también aquel año: «Teníamos más equipo del rendimiento que estábamos ofreciendo. La clave no fue solo jugar más protegidos atrás, sino que eso sirvió para cambiar todo un poco. Entramos jugadores con menos oportunidades, otros dieron más nivel y la mentalidad en general cambió. Acabamos en Intertoto», apostilla.