Casi ya en Segunda, el Dépor inicia esta tarde ante el Barcelona un periplo de cuatro partidos en los que se juega la honrilla de evitar acabar la Liga con la peor puntuación de su historia
29 abr 2018 . Actualizado a las 17:49 h.El fútbol son resultados por encima de todo. Pero también hay sensaciones. Símbolos. Imágenes. Guiños. Honor. Dignidad. Deportivamente, el club coruñés ha sido un desastre esta temporada. Tres entrenadores y 31 futbolistas utilizados en mayor o menor medida para que, a falta de cuatro partidos para concluir la competición, el equipo esté virtualmente en Segunda División. Solo un milagro, de los que nunca se han dado en la historia de la Liga (ganar todos los partidos y que el Athletic o el Leganés hagan lo contrario), podría salvarlo. Es la condena que tiene el club por los errores cometidos.
Pero quedan todavía cuatro partidos por delante. Casi un mes de competición. Demasiado tiempo para bajar la persiana. Y, ante la falta de resultados, quedan cuatro encuentros para que, aun sin salvar ni la categoría ni la temporada, la escuadra blanquiazul realice un ejercicio de dignidad, dé la cara y maquille el desastre ante algunos de los mejores equipos de la Liga.
El primero será esta tarde-noche (20.45 horas, Movistar Partidazo) frente a un Barcelona que saltará al campo de Riazor como campeón de Copa del Rey y también, prácticamente, de la Liga. Los coruñeses reconocerán ese trabajo que sí hizo bien su rival con el correspondiente pasillo antes de medir sus fuerzas en un duelo en el que un empate sí que significaría, ya de forma matemática, el descenso.
Noventa minutos por delante de obligación de dar la cara ante una afición resignada desde hace tiempo y que solo volvió a creer durante unos días, los que transcurrieron entre la victoria en Bilbao y la bochornosa segunda parte de Butarque, en donde el Dépor se dejó cualquier atisbo de salvación.
En una campaña llena de récords negativos, la escuadra de Clarence Seedorf tiene hoy la oportunidad de impedir que el Barça bata uno positivo, como es no perder un partido en toda la temporada. Algo así como aquel que marca el gol del honor cuando ya ha recibido una docena en contra. Es lo que le queda a un equipo cuya tímida reacción, en forma de cuatro encuentros consecutivos sin perder, llegó tarde y sin la contundencia necesaria para firmar una histórica hazaña.
Riazor dará hoy el pistoletazo de salida a un minicalvario para un Dépor que, tras el Barça, tendrá que afrontar la humillación de llegar, como mínimo, virtualmente descendido a Balaídos, recibir al Villarreal y decir adiós a Primera en Valencia. A falta de resultados, queda morir con dignidad.
Las remotas posibilidades de permanencia pasan por ganar todo y los rivales nada
El descenso virtual del Deportivo se consumará en el momento en el que el equipo coruñés deje de ganar uno de los cuatro encuentros que le quedan por disputar. Y es que las remotísimas posibilidades que tiene de mantener la categoría pasan por sumar los 12 puntos que todavía le faltan por disputar y que sus rivales directos no lo hagan.
Los coruñeses suman en la actualidad 28 puntos y tienen por delante a cuatro equipos con 40: Athletic, Leganés, Levante y Espanyol. Con el catalán tiene el golaveraje particular perdido; con el valenciano empatado, pero tendría que reducir una diferencia general de 17 tantos; y con el madrileño y el vasco gana en los enfrentamientos directos.
Sin embargo, una vez que entran los triples o cuádruples empates, el conjunto blanquiazul se vería beneficiado, pero en cuanto uno de los cuatro equipos sume solo un punto, ya estará descendido. Se da la circunstancia, además, de que antes de la conclusión del campeonato habrá dos partidos en los que se enfrenten entre ellos los cuatro rivales directos de los coruñeses, con lo que un empate en cada encuentro salvaría a los cuatro.