El Dépor tienta a Capdevila

TORRE DE MARATHÓN

ANGEL MANSO

El club negocia la incorporación del campeón del Mundo para que ejerza como «team manager», además de convertirse en imagen de la entidad blanquiazul

14 jun 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Tras el descenso de categoría y el distanciamiento que en algún momento pudo haber de su afición, el Deportivo trata de dar un golpe de timón a su política institucional. La entidad que preside Tino Fernández desea una cara amable que se relacione con el club. Un hombre conocido, de prestigio y querido que lo represente en diferentes actos institucionales. Tanto a nivel local, como autonómico y, por supuesto, nacional e internacional. Una figura de relieve conocida más allá del noroeste peninsular. Y ahí parece haber encontrado al idóneo: Joan Capdevila.

El club coruñés ha contactado con el campeón del mundo para que haga esa función de cara amable del Deportivo. Sus labores irán desde acudir a inauguraciones de peñas por toda la geografía hasta desplazarse con el equipo y comparecer ante las televisiones a la conclusión de algunos encuentros.

Las conversaciones están muy avanzadas. Tanto, que el exfutbolista catalán incluso, según algunas fuentes, incluso puso haber estado en A Coruña hace algunos días para entrevistarse con diferentes responsables de la entidad. Ayer, ante preguntas de los periodistas sobre esa presencia en la ciudad y el motivo, el presidente del club, Tino Fernández, respondió con evasivas.

El puesto como tal está todavía por terminar de perfilar. Solo hay conversaciones y una idea de lo que la entidad necesita. Pero no una función definitiva, ni un puesto en el organigrama de la entidad, más allá de los aspectos anteriormente citados. De hecho, estaría a caballo entre el área deportiva y la social.

En el aspecto futbolístico, sería un team manager (director de equipo). Es decir, el enlace de la plantilla con el resto del club. El hombre encargado de poner a disposición de los jugadores o del entrenador cualquier necesidad que pudieran tener.

Nexo con la afición

En el aspecto social, el Deportivo quiere que Capdevila sea ese nexo con la afición. La figura que acerque a la institución a los aficionados. La persona que sirva de enlace. No solo ya en el aspecto de acudir en representación del club a cualquier acto de los hinchas, sino también en tanto en cuanto a mantener la unión y limar cualquier aspereza que pueda haber.

No sería la primera vez que Capdevila colabora con el Deportivo desde que dejó A Coruña. De hecho, en la recta final del pasado campeonato, acudió a Bilbao para acompañar a los jugadores antes de tan importante partido, como una semana antes había hecho Mauro Silva en A Coruña previo al duelo contra el Málaga.

De cerrarse el acuerdo y fichar finalmente por el Deportivo, Capdevila iniciaría así una nueva etapa en su vida más encaminada al despacho que al césped. Le llegaría esta oportunidad meses después de haber realizado el curso UEFA de entrenadores de élite, destinado a exfutbolistas internacionales. Unos estudios que, en su día, manifestó que «son más una oportunidad que una idea de utilizarlos», ya que no se veía en los banquillos. De momento, parece más cerca del palco.

Campeón del Mundo y de Europa con 14.000 minutos con la camiseta blanquiazul

El descenso del Atlético de Madrid a Segunda División en mayo del 2000 permitió al Deportivo hacerse con tres de sus futbolistas. Aterrizaron, entonces, en la ciudad del campeón de Liga José Francisco Molina, Juan Carlos Valerón y Joan Capdevila.

El catalán afrontaba así el reto de sentar a un Enrique Romero que se mostraba intratable en el lateral zurdo. Le costó, pero supo ganarse un puesto, no solo en las alineaciones de Javier Irureta, sino también en el corazón de todos los blanquiazules. Su cercanía a la afición y su eterna sonrisa lo convirtieron pronto en un referente para el deportivismo.

Como blanquiazul jugó 179 partidos, totalizando casi catorce mil minutos. La ruina económica en la que cayó el Deportivo, provocó su salida hacia Villarreal en el verano del 2007.

A partir de ahí, pegó un enorme despegue internacional siendo uno de los fijos en la selección, con la que ganó dos Eurocopas y un Mundial que añadir al subcampeonato olímpico logrado en Sídney 2000, antes de enfundarse, por primera vez, la elástica blanquiazul.