«Didier es un líder, un guerrero»

X.Fernández

TORRE DE MARATHÓN

ANGEL MANSO

Octavio Zambrano, actual entrenador del Independiente de Medellín, analiza al centrocampista colombiano que hoy será presentado con el Deportivo

21 ago 2018 . Actualizado a las 20:34 h.

«Perdemos un referente». Octavio Zambrano cierra con un lamento su repaso a las virtudes y defecto (así, en singular) de Didier Moreno. El técnico ecuatoriano lleva menos de tres meses al frente del Independiente de Medellín y ya le han privado de su jugador más importante. Lo asume con resignación, como gaje del oficio, y la alegría propia de quien sabe que alguien a quien aprecia «va a cumplir su sueño». «Hablé con él hace nada y está muy ilusionado», comenta por teléfono el entrenador del conjunto colombiano que hasta el pasado viernes capitaneaba el nuevo centrocampista del Dépor. Y por el brazalete arranca el análisis: «Cuando llegué ya lo llevaba y pensamos si hacer un cambio en esa parcela, pero enseguida nos dimos cuenta de que Didier no era capitán por su veteranía. Se trata de alguien extraordinariamente carismático, muy importante en el vestuario; un futbolista feliz por hacer lo que hace, con gran sentido del humor y que se toma muy en serio su profesión».

Apuntado esto, Zambrano salta del vestuario al césped para retratar a «un jugador extremadamente importante para cualquier proceso futbolístico, que posee numerosas cualidades innatas. Destaca por su agresividad controlada, no da un balón por perdido y siempre está a tope de rendimiento, no se despista ni un instante durante los partidos. En el campo es un líder, un guerrero». No detiene ahí el míster sus halagos: «Posee un gran sentido de la anticipación y un buen juego aéreo, sabe ocupar los espacios óptimos para la recuperación y sobre todo tiene eso que a cualquier técnico, en cualquier competición le encanta: no baja el nivel a lo largo de los noventa minutos».

Mejorar la precisión en el pase

La lista de virtudes parecía dejar fuera las relacionadas con la posesión de la pelota. Pero no: «Tiene pegada y buen sentido de la asociación, aunque su rol primordial sea el de recuperador. No le cuesta variar y desplazar el balón en corto o en largo». Ahí llega, sin embargo, el lunar. Preguntado por algún defecto de su pupilo, Zambrano concede que «para ser un futbolista de élite, élite, aún debe mejorar su precisión en el pase a media distancia». Claro que el entrenador advierte enseguida que el nuevo integrante del plantel blanquiazul «puede dar todavía mucho más, su techo no ha llegado».

El colombiano, que cumplirá 27 años dentro de un mes, da el salto a Europa tras ocho temporadas en el fútbol de su país. Formado en el América de Cali, pasó por el Independiente de Santa Fe, con el que se llevó el Torneo Apertura del 2012, y el Atlético Huila. En el 2015 llegó al Independiente de Medellín y de nuevo fue clave para la consecución del Apertura solo un año más tarde.

Durante ese periplo, Didier ejerció de pivote defensivo; puesto que parece bien cubierto en un Dépor al que llega en calidad de cedido con opción de compra para paliar la salida de Borges. Zambrano ofrece, sin embargo, una pista acerca del papel que puede interpretar el centrocampista dentro del sistema de Natxo González: «Hasta que nosotros llegamos, él era cabeza de área, solo había actuado por delante de los cuatro defensas. Pero sus características, su capacidad aeróbica y su fuerza, nos animaron a ubicarlo más adelante, a usarlo como lo que se conoce por box to box. Incluso trajimos a Luna de Ecuador para sustituirlo en esa posición de cabeza de área».

Sostiene Zambrano que ubicándolo en la posición de interior en el trivote «se potencia su capacidad para la presión alta. Creo que eso es en lo que más ha crecido con nosotros: no es un jugador unidimensional, es mixto». Aunque para no levantar falsas expectativas, aclara: «Es algo que aún tendrá que desarrollar y habrá que darle tiempo». 41 partidos de liga le quedan.