Natxo González, Duarte, Somma, Caballo, Marí, Didier Moreno, Quique González y Saúl llegan al duelo contra el Sporting sin haber jugado nunca en su estadio
07 sep 2018 . Actualizado a las 05:00 h.Acostumbran a decir los profesionales del fútbol que jugar en casa da un plus, ya no solo por el apoyo de la grada, sino por el conocimiento del césped. Aunque los campos cada vez se parecen más, tanto en medidas como hasta en la altura del césped, siempre hay alguna peculiaridad que distingue a unos de otros y que el equipo de casa puede llegar a aprovechar. El domingo (20.45 horas, El Partidazo), al Deportivo le costará sacar partido de esos pequeños detalles, porque muchos de los blanquiazules partirán, incluso, en desventaja con su rival, ya que se estrenarán en Riazor. Varios no se han entrenado nunca allí ni un día por el retraso en la obra de las cubiertas.
Natxo González y siete de sus futbolistas (varios presumibles titulares) no han jugado nunca en en su estadio. Es más, el técnico y cinco de los jugadores no han pisado siquiera el templo blanquiazul. Se trata de Domingos Duarte, Somma, Pablo Marí, Didier Moreno y Quique González. A ellos hay que añadir a Diego Caballo y Saúl García, quienes aun sin haber disputado ningún encuentro, sí se han entrenado en alguna ocasión, el primero con el Fabril y el cántabro con el Dépor. Por el contrario, hasta ocho futbolistas del Sporting de Gijón ya saben lo que es jugar en el estadio municipal de Riazor.
Es la primera vez en la historia reciente del Deportivo, y probablemente desde el estreno de Riazor, que tantos jugadores y el entrenador no conocen el campo en el que juegan como locales antes de comenzar la competición. Más allá de que antes era habitual que los equipos entrenasen en el estadio, incluso en la última época cuando esto ya no es tan frecuente, el Deportivo siempre jugaba el Teresa Herrera antes de la Liga, lo que permitía a sus jugadores conocer su el campo y los vestuarios antes del comienzo de la competición oficial.
En esta ocasión, como ayer manifestaba Eneko Bóveda, los blanquiazules no conocen ni a su afición. «Hay gente que no ha jugado en Riazor todavía y serán los que más curiosidad tengan, pero creo que todos en general tenemos ganas, queremos que se haga un reseteo en la cabeza de la gente, que es difícil porque vienen de sufrir con malos resultados, pero es un poco nuestro deber, engancharlos con trabajo», señaló el jugador vasco.
Más preocupado se encuentra Natxo González, que en las últimas semanas ha solicitado el acceso a las instalaciones municipales con una respuesta negativa. «Es algo que me preocupa ahora mismo, porque nos vamos a presentar en Riazor sin conocer nada. Y realmente con un equipo prácticamente nuevo. No sabemos lo que nos vamos a encontrar. Claro, estará nuestro público y nuestra gente, sí, pero no hemos podido entrenar allí y vamos a ver la respuesta. Sí que me preocupa. Todavía ni he pisado el campo. Esta semana he pedido por favor que pueda conocer el vestuario, por dónde se entra… Pero hasta el momento nada», explicaba hace unos días visiblemente sorprendido el entrenador blanquiazul.
Muchos condicionantes para un partido que, tradicionalmente, ha sido una fiesta en el estadio municipal de Riazor y que el próximo domingo resultará extraño tanto para algunos jugadores del Deportivo como para 8.500 hinchas blanquiazules que tendrán que ver el duelo desde una localidad diferente a la suya.