Natxo González y sus ayudantes trataron de sorprender al Málaga en los saques de esquina con una estrategia copiada de la NBA y el fútbol americano
10 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.El gol del Dépor se gesta en el acierto de Quique y en los centros de Saúl, pero también desde la pizarra. Contra el Málaga el equipo coruñés trató de sorprender desde una estrategia a balón parado que llamó la atención en el pasado Mundial. En Inglaterra esta jugada se denominó love train (tren del amor) en palabras del histórico exfutbolista Glenn Hoddle. El actual comentarista televisivo resumió así el éxito de esta táctica en la selección de los tres leones, capaz de marcar a balón parado ocho de sus once goles en el torneo disputado el pasado verano en Rusia.
La ejecución es simple. Un grupo de adversarios se sitúan en fila india en el punto de penalti. Ya de inicio, provocan el desconcierto en el rival, con muchas dificultades para repartirse las marcas asignadas. La búsqueda del espacio libre, los bloqueos a los apurados defensas y, sobre todo, estar lo más juntos posible instantes antes del lanzamiento para extraviarse de forma inmediata por el área mientras el balón vuela se convierten en los aspectos claves de este lance, que bebe del deporte estadounidense.
El seleccionador inglés Southgate le dio carta de bienvenida en el fútbol mundial desde la NBA y la NFL, donde los saques desde más allá de las líneas del campo reproducen muchas veces esta misma coreografía. «Siempre miras lo que hacen otros y tratas de copiar aquello que te puede servir para ti», reconoce Natxo González, quien añade: «Lo habíamos entrenado hace dos semanas, pero contra el Nàstic apenas tuvimos un córner (solo uno, según las estadísticas) y no pudimos probarlo».
La oportunidad surgió contra el Málaga, al que el Deportivo centró seis saques de esquina y la experiencia no le fue tan mal. La primera fila india provocó la ocasión de Marí a diez minutos del descanso. Desde la esquina, el mundialista Krohn-Dehli sacó en corto hacia Carles Gil, que se la devolvió para que el danés la pusiese en la testa del central, que cabeceó alto por poco. Ya en el segundo tiempo, el gol del empate llegó en la segunda jugada de un córner. Esta vez el Málaga despejó el saque, pero no alejó el peligro de su área y una combinación entre Krohn-Dehli, Saúl y el pase final de Bergantiños brindó a Carlos Fernández, libre de marca, su primer gol liguero.
Como se ve en la imagen que acompaña esta información, tanto el delantero como Marí forman parte de ese pequeño tren en que cuatro rematadores del Dépor tratan de perderse por el área cuando el balón vuela y dar esquinazo a los pegajosos seguimientos del rival. «Sabíamos que el Málaga marca al hombre, así que había que hacer algo tratar de despistarlos, o al menos ponérselo difícil. Con esa línea de jugadores, creamos un poco de caos en el área y los marcajes son más difíciles», añade el entrenador.