Martí enseña las primeras líneas de su estilo como técnico en un largo entrenamiento durante el que pidió intensidad para robar la pelota y situó a dos centrocampistas por delante de la defensa
10 abr 2019 . Actualizado a las 05:00 h.Llegó diciendo que quería dejar todo muy claro a sus jugadores desde el primer momento, y cumplió con creces. José Luis Martí conoció ayer a su plantilla, pero no tardó en ofrecer las primeras pinceladas del Dépor al que aspira y que buscará el triunfo el sábado (18.00 horas, Partidazo) contra el Osasuna en Pamplona en la primera de las nueve finales que le esperan. Dos ideas se distinguieron por encima de las demás en el librillo del nuevo técnico: la insistencia en un doble mediocentro por delante de la defensa y la intensa presión al rival merced a un llamativo adelantamiento de las líneas.
La defensa no se movió del círculo central prácticamente en toda la sesión. Esta situación, que cerraba espacios al bando contrario a la hora de conducir el balón, y el esfuerzo de sus compañeros por delante le permitía recuperar una y otra vez el dominio. Hubo, eso sí, muchos gritos del nuevo entrenador -«¡encima!» fue el más repetido- a la hora de no permitir a sus futbolistas ni un despiste en la tarea de redoblar esfuerzos y comprometer al adversario.
La presión y el orden se convirtieron así en las primeras obsesiones de Martí, que durante las más de dos horas de sesión no paró de corregir y dar indicaciones a sus jugadores. Ambas van camino de convertirse en las señas de identidad del nuevo Deportivo. El técnico mallorquín dividió a los 24 futbolistas con que contó ayer (23 del primer equipo y el portero fabrilista Pedro López) en dos grupos y trabajó con cada uno por separado. Solo faltaron los lesionados Krohn-Dehli y Fede Cartabia, aunque Carlos Fernández y Quique se retiraron a los vestuarios antes que sus compañeros por prevención, según aclaró el club. El pichichi deportivista sufre unas molestias que ya le impidieron entrenarse con normalidad la pasada semana, mientras Carlos jugó el pasado sábado los noventa minutos en el que se convirtió en su segundo partido consecutivo tras recuperarse de la lesión que le había mantenido de baja durante los dos últimos meses.
Carlos Fernández, mediapunta
Aunque lo de menos fueron los nombres, uno de los onces que formó durante los ejercicios estuvo formado por Dani Giménez bajo palos; con David Simón, Duarte, Íñigo López y Saúl como defensas; Bergantiños y Vicente Gómez en el doble pivote; Borja Valle (este por la derecha), Fernández y Nahuel (a la izquierda) en las mediapuntas; y Christian Santos como referencia en ataque. Este 1-4-2-3-1, el mismo que se convirtió en el esquema de cabecera de Martí durante su estancia en el Tenerife, mutaba en un 1-4-4-2 a la hora de defender. Carlos Fernández y Santos dejaban entonces de estar uno por detrás del otro para presionar a la misma altura. O incluso en un 1-4-3-3, con Valle entonces adelantado como un delantero más. En todos los movimientos defensivos el Deportivo apretaba las filas y sacaba a relucir esa agresividad que el entrenador mallorquín había citado como otra de las líneas maestras de su estilo en la presentación oficial en Riazor del lunes.
Martí estuvo acompañado en el césped por su segundo, Fabián Rivero, con el que ya había compartido banquillo en el Tenerife, así como por Alejandro Esteve e Yván Castillo, quienes llegaron al Deportivo el pasado verano y habían trabajado codo con codo junto a Natxo González. Esteve continuará como analista y Castillo, al frente de la preparación de los porteros. También estuvieron en el césped los preparadores físicos Julio Hernando y José Ángel Franganillo.
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