Martí confía en contar con la complicidad de la grada en una cita clave, pero resalta la importancia de saber aislarse del entorno para no dar ventaja al rival
12 may 2019 . Actualizado a las 13:01 h.La penúltima vez que el Dépor pasó por casa, se dejó un entrenador; la última, un presidente. Frente al Rayo Majadahonda y el Extremadura, la furia y el pañuelo transitaron entre el banquillo y la grada, sin que, como de costumbre, la factura alcanzara el césped. Primero era más fácil echar a uno, y después lo más sencillo resultó desalojar el barco; pero el trajín ha dejado al plantel sin parapetos frente al rival más hostil de los posibles. El que endosó al conjunto blanquiazul su mayor goleada del curso. A falta de burladero, el gran aliado es el tiempo.
No habrá mejor momento para espabilar que durante la cita de hoy, en plena tormenta. Mientras el club se metía en el jaleo electoral, el equipo vencía con discreción al Numancia y al Zaragoza, a kilómetros de la zona cero. No hay otra escuadra en la categoría con semejante equilibrio entre los puntos sacados a domicilio (29) y los obtenidos en condición de local (31). El Dépor ha sumado más de la mitad de sus triunfos (ocho de quince) en el papel de visitante. El curso se ha torcido en Riazor, donde los futbolistas se han visto vencidos por el peso del escudo y el murmullo de la hinchada.
El pase atrás se ha vuelto un arma incómoda para cualquier jugador de blanquiazul y el Cádiz, acostumbrado a atrincherarse, exigirá bastantes. «Entendemos cuál es la situación en el mundo del fútbol -sostuvo ayer Martí, en referencia a la posible crítica surgida desde lo alto-. Lo que nos une son los tres puntos. La paciencia es necesaria, el equipo no tiene que volverse loco por la situación que se viva en el estadio, hay que ser capaces de no cometer pérdidas inoportunas».
Dos victorias consecutivas, unidas a un cese y una dimisión anunciada, disparan el crédito, coincidiendo con el día señalado para la fiesta del aficionado. El entrenador de los locales cuenta con que la mezcla funcione, porque la aportación del hincha durante el encuentro «será importantísima para llevarnos en volandas cuando nos falten las fuerzas». «El equipo está en un buen momento, llega con la chispa necesaria», prometió Martí, convencido de que habrá motivos para el aplauso.